Autoridad aprobada
Números 17:1-11
Y aconteció que el día siguiente vino Moisés al tabernáculo del testimonio; y he aquí que la vara de Aarón de la casa de Leví había reverdecido, y echado flores, y arrojado renuevos, y producido almendras.
Números 17:8
Dios siempre probará por Sus frutos a quienes ha puesto en autoridad. A lo largo de Su estancia en la tierra, Jesús demostró que Su autoridad provenía de Dios, no solo por todas las señales, prodigios y milagros que realizó, sino por las multitudes que le siguieron y cuyas vidas cambiaron radicalmente gracias a Sus enseñanzas.
Los judíos religiosos nunca aceptaron ni se sometieron a la autoridad que Jesús portaba, pero la falta de respeto a la autoridad siempre ha sido uno de los problemas más comunes en nuestro mundo. Hoy lo vemos en el hogar, en la iglesia y en la actitud de la gente hacia el gobierno. En esta historia de Números, el pueblo de Israel cuestionó la autoridad de Moisés y Aarón para gobernar la nación de Israel.
En Números 16, Coré calumnió el carácter y la autoridad de Moisés, y la tierra se lo tragó inmediatamente a él y a todos sus seguidores. Luego otros catorce mil israelitas criticaron a Moisés por la forma en que manejó la situación con Coré, y todos ellos murieron por una plaga del Señor. La autoridad de Moisés estaba siendo atacada, y Dios lo estaba probando sobrenaturalmente, pero el pueblo seguía sin aceptarlo.
Para resolver el problema, el Señor hizo que Moisés ordenara a los líderes de cada tribu que tomaran sus varas, que simbolizaban la autoridad, y escribieran sus nombres en ellas. Luego, todas las varas fueron colocadas en el Lugar Santo durante la noche. A la mañana siguiente, la vara de Aarón había brotado, florecido y producido almendras. Las otras varas seguían siendo palos desnudos. Esto resolvió para siempre la cuestión de a quién había elegido Dios para gobernar la nación. El fruto marcó la diferencia.
Siempre se puede distinguir a los que tienen la autoridad dada por Dios por el fruto que producen (Mateo 7:20). Aunque siempre debes honrar y respetar a quienes tienen autoridad sobre ti, es posible que algunos no estén produciendo frutos para el reino de Dios. En lugar de juzgarlos como Coré lo hizo, ora por ellos. Sé humilde como Moisés, y tu propio fruto surgirá naturalmente.
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