Como siempre, la locura de Dios es más sabia que los hombres, y Jesús estuvo a la altura de las circunstancias.

Tu necesidad de fe es mayor que nunca, no una fe ciega que conduce a la superstición, sino una fe educada que se instruye en la Palabra de Dios

Tienes una revelación de hasta dónde llega el amor de Dios; sin embargo, puede que sigas preocupado por si tus necesidades serán satisfechas y tu cuerpo sanado.

No puedes deshacerte de los pensamientos negativos reprendiéndolos. Hay que sustituir los pensamientos no deseados por otros nuevos.

Muchos creyentes intentan controlar sus acciones, pero no se dan cuenta de que las acciones son un resultado directo de su forma de pensar. Se permiten el lujo de reflexionar sobre cosas que no deberían, y luego, cuando llega la tentación, luchan por permanecer fieles a Dios.

Jesús tuvo la tentación de no creer a Dios, igual que nosotros, pero siguió creyendo y se mantuvo firme.

¿Hay problemas de orgullo en tu vida que te han impedido hacer lo que Dios te ha dicho que hagas? Si es así, humíllate y obedece. No lo hagas a medias.

Esta es la esperanza que produce la segunda venida de nuestro Señor.

Los valores y actitudes que tardan mucho tiempo en forjarse pueden destruirse fácilmente con unas pocas palabras.

Si todos tenemos la misma medida de fe y la medida de Pablo era la misma que la de Jesús, entonces la nuestra también lo es. No hay escasez de fe.

¡Solo hay escasez de personas que usan la fe que Dios les dio!

Tu fruto no es producido por ti; es producido por el Espíritu Santo en ti. Tu parte es ceder a Él y mostrar su emoción, no la tuya.

Tu fe en el amor de Dios, expresada a través de Jesús en la Cruz y en su resurrección, es lo único que Dios exige para tu justificación.

Se te ha dado el perdón ilimitado de Dios a través de la sangre derramada de Jesús. Deja que la realidad de esta verdad resuene hoy en tu corazón, y si alguien te ofende o te hace daño, esa verdad te permitirá perdonarle rápidamente.

Esto es bueno si la persona utiliza esta libertad de las consecuencias de su pecado para arrepentirse y volver a Dios

A veces olvidamos que fue el amor y la bondad de Dios lo que nos llevó al arrepentimiento (Ro. 2:4), y nos convertimos en jueces condenadores de los perdidos.

Es la combinación de nuestra fe en Dios y su fidelidad hacia nosotros lo que libera a los ángeles a nuestro favor.

Humildad es tener fe en Dios y no en uno mismo. Por eso es fácil ser humilde cuando se ha fracasado y difícil serlo cuando se ha alcanzado el éxito. Hoy, mientras persigues lo que Dios te está llamando a hacer y operas en los dones que Él te ha dado, recuerda quién te llamó y te dio esos dones.

Debemos creer que el Señor escucha y responde a nuestras oraciones, y orar por las personas que Él usará para entregar la respuesta. Puede ser nuestro empleador, la persona que compra nuestros productos o cualquier otra persona.

La incredulidad que se debe a la ignorancia puede eliminarse recibiendo la verdad de la Palabra de Dios (Ro. 10:17; 2 P. 1:4).