Comparte El Amor De Dios
Lucas 10:1-2
“Pero no os regocijéis de que los espíritus se os sujetan, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos.”
Lucas 10:2
Comúnmente se piensa que un evangelista es alguien que tiene una pasión por guiar a la gente al Señor, pero no son los únicos con este llamado. Todo creyente debe sentir pasión por las almas. Al presentar el Evangelio, no solo estamos presentando una teoría sobre Dios, sino el relato fáctico de Su relación con la humanidad, tal como se revela en Su Palabra. El más grande testimonio de la verdad es la resurrección corporal de Jesús. Nuestro testimonio personal de Jesús viviendo dentro de nosotros lo lleva de la teoría a la realidad.
Los primeros cristianos experimentaron el amor de Jesús de una manera íntima y transformadora. Esto les motivó a alcanzar el mundo conocido con el Evangelio más que cualquier generación de cristianos desde entonces. No tenían los beneficios de nuestra tecnología moderna, pero sí tenían el beneficio de estar llenos del amor de Cristo. Experimentar el amor de Cristo nos hace estar llenos de la plenitud de Dios (Ef. 3:19) y nos convierte en testigos que el mundo no puede resistir (Jn. 13:35).
Hoy en día, las iglesias enfatizan técnicas de evangelismo o guerra espiritual. Motivamos a la gente a dar testimonio mediante la culpa y el miedo al castigo. Gran parte de nuestro evangelismo ha llegado a ser tan muerto e improductivo como el de las sectas que llaman a las puertas y discuten con la gente para que ‘acepten’ su forma de pensar. Los primeros cristianos tuvieron un impacto mucho mayor en su mundo porque estaban llenos de poder y actuaban motivados por el amor de Dios. Eso mismo es lo que necesitamos hoy en día en nuestras iglesias. Cuando podamos decir junto con Pablo que el amor de Cristo nos constriñe, entonces también impactaremos nuestro mundo para el Señor.
No puedes dar lo que no posees. Necesitas conocer personalmente el amor de Cristo de una manera experimental antes de intentar compartirlo con otros.
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