Experimenta la vida eterna

Juan 17:3

Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.

Juan 17:3

Para comprender plenamente lo que es la vida eterna, es útil entender lo que no es. La vida eterna no es vivir para siempre, porque todo el mundo vive para siempre en el cielo o en el infierno. La vida eterna tampoco es vivir para siempre en ‘las bendiciones del cielo’ después de la muerte física. Juan 3:36 y 5:24 muestran que la vida eterna es una posesión del creyente en tiempo presente.

En Juan 17:3, Jesús define la vida eterna como conocer a Dios el Padre y a Jesucristo. La palabra “conocer” habla de intimidad y revelación en lugar de un mero conocimiento intelectual. Por lo tanto, la vida eterna es tener una relación íntima y personal con Dios el Padre y Jesús el Hijo.

Según Juan 3:16, esta intimidad con Dios es el propósito de la salvación. El perdón de nuestros pecados no es el objetivo de la salvación; el perdón de nuestros pecados es el camino para obtener nuestra salvación, que es la intimidad con el Padre. No podemos tener intimidad con un Dios santo si somos pecadores impíos. El pecado era el obstáculo que se interponía entre nosotros y Dios. Tenía que ser eliminado y Jesús lo quitó, pero si nuestra salvación se conforma con simplemente ser perdonados nos perderemos la vida eterna y la relación íntima con Dios.

Es maravilloso ser perdonado y limpiado de todo pecado e injusticia por medio de la sangre de Jesucristo. Es una tremenda esperanza esperar la eternidad en el cielo. Sin embargo, hoy te invito a disfrutar de la mayor bendición de tu salvación: la relación íntima, cara a cara con Dios el Padre y Jesús el Hijo.

Este devocional es traducido al español gracias a la generosidad de nuestros asociados. Si quieres alcanzar a Latinoamérica a través de tu generosidad ¡Únete a nuestra comunidad de asociados hoy mismo!

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