Eres un testigo, no un juez
Juan 16:8
Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio.
Juan 16:8
Nuestro ministerio no es reprender el pecado, ese ministerio es del Espíritu Santo. Nosotros somos testigos solamente. Un testigo no es el juez ni el jurado. Un testigo simplemente relata su experiencia, dando así evidencia de la verdad de algo. Debemos dar testimonio en palabra y obra de la vida de Jesús en nosotros. Entonces nos hacemos a un lado y dejamos que el Espíritu Santo sea el que convenza al otro.
En su celo, algunos creyentes han ido más allá de dar un testimonio y han tratado de convencer a la gente. Intentar hacer el trabajo del Espíritu Santo no solo frustra tu testimonio, sino que también aleja a muchas personas de Dios. ¡No nos podemos comparar con el Espíritu Santo! Debemos limitarnos a nuestro trabajo de ser testigos y no meternos en los asuntos del Espíritu Santo.
Justo antes de que Jesús ascendiera al cielo, declaró que el Espíritu Santo nos había sido dado para darnos el poder de ser Sus testigos, y especificó dónde debíamos testificar (Hechos 1:8). Comenzamos en Jerusalén (donde estamos), luego Judea (los que están cerca), luego Samaria (otros grupos religiosos y raciales), y finalmente hasta los confines de la tierra (otros países). Hay algunas razones prácticas para ello. Jesús dijo que un profeta es honrado en todas partes excepto en su pueblo natal (Mateo 13:57). Normalmente, el lugar más difícil para dar testimonio es la familia y los amigos. Empezar con los que mejor nos conocen nos hará humillarnos y dar a Dios toda la gloria. Cualquier rechazo templará nuestro carácter, de modo que seremos más eficaces y resistentes cuando vayamos a los demás pueblos de la tierra.
Hoy ten presente que tienes la responsabilidad de compartir el Evangelio según te guíe el Espíritu Santo, pero sé responsable por tu parte, el resto depende de Él. Saber esto te quita toda la presión de encima; y si te rechazan, sabes que están rechazando a Jesús, no a ti. Puedes continuar teniendo un gran día sabiendo que has hecho la voluntad del Señor.
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