Hasta El Final
2 Reyes 5:1-14
Él entonces descendió, y se zambulló siete veces en el Jordán, conforme a la palabra del varón de Dios; y su carne se volvió como la carne de un niño, y quedó limpio.
2 Reyes 5:14
Cuando alguien venía a Jesús para ser sanado, Él siempre estaba dispuesto y lo sanaba inmediatamente. En vista de ello, las acciones e instrucciones de Eliseo a Naamán resultan extrañas. ¿Qué pretendía al decirle a Naamán que se sumergiera siete veces en el sucio río Jordán?
Para empezar, Naamán aún no se había humillado ante el Señor, una parte importante de la fe. Jesús dijo que quien busca más el honor de los hombres que el honor que viene de Dios no puede creer (Jn. 5:44). Naamán estaba demasiado impresionado consigo mismo. Por eso Eliseo ni siquiera se molestó en salir a verlo. Envió a su siervo a entregar sus instrucciones a Naamán.
Esto indignó a Naamán. Volvió a Siria furioso. Eliseo no le había respondido como su posición merecía. Además, pensaba que cualquier río sirio era mejor que el Jordán en Israel. Naamán tenía un problema de orgullo, pero sus sirvientes le convencieron para que probara las instrucciones del profeta. La necesidad lleva a menudo a la gente a hacer cosas que de otro modo no haría, y así Naamán se humilló y se sumergió en el río Jordán.
No pasó nada ni la primera ni la segunda vez. Su sanidad no fue gradual. Seguía siendo leproso después de sumergirse seis veces en el Jordán. Pero a la séptima vez, su carne se restauró por completo. ¡El orgullo de Naamán estuvo a punto de hacerle perder su Milagro.
¿Hay problemas de orgullo en tu vida que te han impedido hacer lo que Dios te ha dicho que hagas? Si es así, humíllate y obedece. No lo hagas a medias.
¡Tu liberación llegará cuando llegues hasta el final!
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