Tentado Como Tú
Hebreos 4:15
“Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.”
Hebreos 4:15
Has reflexionado alguna vez sobre las tentaciones de Jesús. ¿Cómo pudo Él haber sufrido realmente las tentaciones que vienen con el matrimonio cuando nunca estuvo casado? ¿Cómo pudo haber sufrido la tentación de la drogadicción cuando nunca se encontró con la cocaína? Hay muchas presiones contra las que luchamos que aparentemente “Él nunca sufrió”.
Sin embargo, la Palabra de Dios dice claramente que Él fue tentado en todo al igual que nosotros. Esto subraya la verdad de que nuestras acciones no son donde realmente ocurre la tentación. Es en nuestras creencias donde somos tentados. Jesús tuvo la tentación de no creer a Dios, igual que nosotros, pero siguió creyendo y se mantuvo firme. Las cosas materiales y los placeres con los que Satanás nos tienta no son la verdadera tentación. Todas sus artimañas son simplemente un cebo para hacernos morder el anzuelo de la incredulidad, de que Dios no suministrará o no puede suministrar todo lo que necesitamos y deseamos en la vida.
Con demasiada frecuencia, la Iglesia argumenta contra el pecado basándose en las consecuencias físicas que produce. Por ejemplo, dicen que la homosexualidad es mala porque produce enfermedades. ¿Y si encontraran una cura para el SIDA? ¿Significaría eso que la homosexualidad dejaría de ser pecado? Por supuesto que no. Por muy malas que sean las consecuencias de nuestras acciones, la verdadera raíz del pecado es el rechazo de la Palabra de Dios.
Esta es la tentación que tiene lugar en nuestros corazones mucho antes de que la llevemos a cabo. Una persona tiene la tentación de no creer la verdad bíblica de que Dios creó al hombre y a la mujer para el matrimonio, y punto. Cuando ceden a esa tentación y rechazan la Palabra de Dios, inevitablemente pecan. La raíz de todo pecado es rechazar la verdad de Dios. Esa es la verdadera tentación.
Hoy haz la diferencia para elegir creerle a Dios y su Palabra sin importar lo que la gente diga o haga para tentarte a no creer. Tu fe en Él te traerá alegría y paz independientemente de las situaciones a las que te enfrentes.
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