Humilde como un Niño
Mateo 18:1-5; Marcos 9:30-37; Lucas 9:46-48
“Así que, cualquiera que se humille como este niño, ese es el mayor en el reino de los cielos.”
Mateo 18:4
Es interesante que Jesús utilizara a un niño pequeño para ilustrar la humildad. Aunque los niños pequeños tienen pureza y son enseñables a diferencia de la mayoría de los adultos, no son desinteresados. Los bebés vienen al mundo totalmente egocéntricos, queriendo lo que quieren cuando lo quieren. Los padres deben educar a sus hijos para que dejen de ser egocéntricos.
Jesús eligió a estos niños como ejemplo de humildad porque la característica dominante de la humildad es la dependencia de Dios en lugar de la autosuficiencia, y los niños dependen completamente de sus padres para todo. Buscan en ellos amor, sabiduría, provisión, protección y todas las bendiciones de la vida. La humildad de estar completamente en las manos de Dios era a lo que Jesús se refería aquí.
El camino de la humildad no podría funcionar si Dios no existiera. Simplemente seríamos pisoteados por quienes quisieran aprovecharse de nosotros. Pero la humildad es un paso de fe: fe en que Dios es el juez y que la promoción viene de Él (Sal. 75:6-7). Él resiste a los soberbios y da gracia a los humildes (1 P. 5:5). Cuando confiamos en Él y damos un paso en la fe, Él nos proporciona todo lo que necesitamos.
Humildad es tener fe en Dios y no en uno mismo. Por eso es fácil ser humilde cuando se ha fracasado y difícil serlo cuando se ha alcanzado el éxito. Hoy, mientras persigues lo que Dios te está llamando a hacer y operas en los dones que Él te ha dado, recuerda quién te llamó y te dio esos dones. Según caminas en humildad, confiando en Él para todo, Él te impartirá todo el amor, la sabiduría y la fuerza que necesitas; y Él te proveerá, te protegerá y bendecirá de maneras que nunca soñaste.
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