La esperanza produce pureza
1 Juan 3:1-3
Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro.
1 Juan 3:3
Cada vez que el apóstol Pablo predicaba la gracia, surgía la pregunta: “¿Estás diciendo que puedo pecar porque estoy bajo la gracia?”. Pablo abordó esa pregunta tres veces en sus escritos (Ro. 3:8; 6:1-2,15; Ga. 2:17) con la rotunda respuesta: “¡En ninguna manera!” Ciertamente, eso no es lo que Pablo estaba comunicando, y la lectura de los Evangelios te mostrará que, aunque Jesús fue compasivo y misericordioso con los pecadores, siempre dijo: “Vete y no peques más” ( Jn. 8:11).
La Biblia es clara en que cada persona nacida de nuevo que tiene la esperanza de la resurrección está buscando purificarse y ser santa como Jesús. ¡Eso no significa necesariamente que estén logrando la meta! Hay muchas cosas que pueden influir para que la gracia de Dios no tenga efecto en sus vidas y los mantenga en esclavitud al pecado, pero también es un hecho irrefutable de la Escritura que aquellos que son hijos de Dios y están esperando ese momento cuando Jesús venga a buscarlos en la resurrección desean vivir una vida que Él mirará con agrado. Esta es una de las características distintivas de los verdaderos cristianos.
Es el mismo razonamiento que usó Jesús cuando dijo: “Porque no sabéis a qué hora vendrá vuestro Señor” (Mateo 24:42). Tener presente la venida del Señor afecta nuestras acciones. Los cristianos que no viven una vida pura han olvidado la promesa de que llegará el día en que estarán ante Jesús para rendir cuentas de sus vidas y recibir Su recompensa. Hoy, recuerda que este mundo y todo lo que te afecta en él es solo temporal y se desvanecerá en la oscuridad cuando venga tu Señor por segunda vez.
¡Pensando así podrás priorizar lo importante mucho más fácilmente!
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