La fe que mueve montañas
Mateo 21:18-22
Respondiendo Jesús, les dijo: De cierto os digo, que si tuviereis fe, y no dudareis, no solo haréis esto de la higuera, sino que si a este monte dijereis: Quítate y échate en el mar, será hecho. Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis.
Mateo 21:21-22
Te has preguntado, ¿qué tiene de especial la fe que “mueve montañas”? Para empezar, la fe en Dios entiende y utiliza la autoridad. Fíjate en que Jesús dijo que habláramos al monte (o la montaña). La mayoría de la gente ora a Dios por su montaña, pero el Señor dijo que debemos hablarle directamente a ella, no a Él sobre ella. Esto refleja la autoridad que Dios nos ha dado.
Una vez tuve un dolor de muelas que me molestó durante dos semanas. Oré y le pedí a Dios que me sanara muchas veces. Mientras viajaba, escuché una prédica donde el ministro enseñaba que le habláramos a la montaña en vez de hablarle a Dios. Me di cuenta de que yo no había hecho eso, no estaba usando mi autoridad en el nombre de Jesús. Le estaba pidiendo a Dios hacer algo que Él me delegó hacer a mí.
Cuando llegué a mi hotel me miré en el espejo, me metí el dedo en la boca, señalé mi muela y dije: “¡Estás sana en el nombre de Jesús! Dolor, ¡vete ahora mismo!”. En menos de diez minutos todo el dolor había desaparecido, y nunca volví a tener problemas con ese diente.
La fe que mueve montañas cree que Dios ya proveyó la sanidad para nosotros. En el nombre de Jesús puedes hablarle directamente al problema, en vez de hablarle a Dios sobre el problema. Hoy, usa la autoridad que Dios te ha dado y háblale a tu montaña. Si puedes creer, ¡se moverá!
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