La santidad es un fruto

Lucas 11:42-44

Mas ¡ay de vosotros, fariseos! que diezmáis la menta, y la ruda, y toda hortaliza, y pasáis por alto la justicia y el amor de Dios. Esto os era necesario hacer, sin dejar aquello.

Lucas 11:42

Cuando Jesús dijo “sin dejar aquello”, no estaba argumentando en contra de hacer lo que es correcto. La Palabra de Dios enfatiza la santidad en nuestras acciones. El error de los fariseos que causó la reprimenda de Jesús fue que ellos creían que sus acciones podían producir una relación correcta con Dios, pero la relación correcta con Dios solo viene al humillarnos y poner nuestra fe en el Salvador, Jesucristo.

Dios limpia nuestros corazones por gracia a través de la fe (Ef. 2:8), y entonces tenemos el fruto de la santificación (Ro. 6:22). La santidad es el fruto, no la raíz, de la salvación. En una situación similar, en Mateo 23:26, Jesús dijo: “¡Fariseo ciego! limpia primero lo de dentro del vaso y del plato, para que también lo de fuera sea limpio”. El verdadero cristianismo fluye de adentro hacia afuera. Un buen corazón cambiará las acciones de una persona, pero las acciones de una persona no pueden cambiar su corazón.

Una de las doctrinas favoritas de la religión es que si actúas correctamente ‘estarás bien’. ¡Nada podría estar más lejos de la verdad! Debes nacer de nuevo por el Espíritu de Dios, y entonces tus acciones serán santas porque eres santo al ser una nueva creatura. Eres santo por dentro cuando naces de nuevo y esa santidad se manifiesta externamente.

Este es el corazón del Evangelio. Todas las religiones del mundo tienen una norma moral para la salvación, excepto el cristianismo, que ofrece la salvación a través de un Salvador. Ahora que eres salvo, no necesitas parecer santo por fuera. Permite hoy que Su santidad dentro de ti se manifieste en tus pensamientos, palabras y acciones. Esto se hará más y más evidente a medida que sigas al Espíritu y renueves tu mente con la Palabra de Dios (Ro. 12:2). El fruto de la santidad se manifestará en cada área de tu vida.

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