La venganza es de Dios
Lucas 17:2
Mejor le fuera que se le atase al cuello una piedra de molino y se le arrojase al mar, que hacer tropezar a uno de estos pequeñitos.
Lucas 17:2
Dios se toma la persecución de Sus hijos como algo personal. En Hechos 9:4, cuando Jesús se le apareció a Saulo en el camino a Damasco y lo confrontó por su persecución de los santos, Jesús le dijo: “Saulo, Saulo ¿por qué me persigues?”. Saulo no perseguía directamente a Jesús, pero perseguía a Sus santos. Sin embargo, Jesús le dijo: “¿Por qué me persigues?”. El juicio contra los que persiguen a los hijos de Dios no siempre llegará a tiempo para evitar su daño, pero como esta advertencia deja muy claro, Dios vengará a los Suyos (Ro. 12:19).
Dejar que sea Dios quien nos defienda es una cuestión de fe. Si no hay un Dios que responsabilice a la gente de sus actos, poner la otra mejilla sería lo peor que podríamos hacer. Pero si existe un Dios que promete que la venganza es Suya y que Él pagará, entonces tomar el asunto en nuestras propias manos muestra una falta de fe en Él y en Su Palabra.
No debemos buscar justicia por nuestra propia mano y defendernos. “Mía es la venganza; yo pagaré, dice el Señor” (Dt. 32:35-36; Ro. 12:19; He. 10:30). Esforzarse por vindicarse a sí mismo en realidad muestra una falta de fe. También indica “miopía” espiritual, que consiste en mirar solo el momento presente, en lugar de tener una visión panorámica a la eternidad.
Jesús no vino a condenar al mundo, ni a echar en cara a la gente sus pecados. Nosotros debemos hacer lo mismo. Si alguien se ha aprovechado de ti, te ha traicionado o te ha calumniado, recuerda lo que Jesús le dijo a Saulo: “Todo lo que digáis y hagáis a mis seguidores, a mí me lo decís y me lo hacéis”. Tu Padre celestial lo sabe todo y Él te defenderá.
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