Sanidad Física
Isaías 53:1-5 y Mateo 8:16-17
Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido.
Isaías 53:4
La sanidad física ocupa un lugar tan destacado en las Escrituras, especialmente en el Nuevo Testamento, que no debería haber debate al respecto, pero lo hay. Muchas personas interpretan que las promesas relativas a nuestra sanidad solo se aplican en un sentido espiritual. Creen que versículos como Isaías 53:4-5 hablan de ser sanados espiritualmente.
La mejor manera de interpretar la Escritura es con la misma Escritura. Si un pasaje en particular es citado y aplicado en otro pasaje, entonces tenemos un entendimiento muy claro de lo que el Señor está diciendo exactamente. Esto sucedió con la profecía de Isaías acerca de que el Mesías nos traería sanidad.
En Mateo 8:16, multitudes vinieron a Jesús por sanidad, y Él sanó físicamente a cada uno de ellos. Luego, en el versículo 17, Mateo dijo que esto sucedió “para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: Él mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias”. Esto declara enfáticamente que la promesa de Isaías de sanidad era para nuestros cuerpos físicos. ¡Gloria a Dios!
La sanidad forma parte de la expiación de Cristo tanto como el perdón de los pecados. La palabra griega utilizada para ‘salvación’ cientos de veces en el Nuevo Testamento es sozo. También se traduce en referencia a la sanidad física en Mateo 9:22, Marcos 5:34, Lucas 8:48 y Santiago 5:15.
Tu fe para la sanidad física debe comenzar creyendo que es la voluntad de Dios sanarte. El fundamento de tu fe es conocer la verdad de que la sanidad fue parte de la obra expiatoria de Cristo, como se profetiza en las Escrituras
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