La Clase del Amor de Dios en el Matrimonio 

Hay pocas cosas en la actualidad que alguna vez formaron parte del plan perfecto de Dios para la humanidad. Los elaborados sistemas de gobierno, con todas sus reformas, cambios y leyes, no serían necesarios si no fuera por la corrupción que produjo el pecado. El sistema monetario, con todas sus compras y ventas, no sería necesario en un mundo sin pecado que tratará a los demás como quisiera que los demás lo trataran a él. Y otras cosas que consideramos instituciones en nuestra sociedad nunca fueron parte del plan de Dios, sino que solamente son formas de enfrentar y controlar la perversión que entró en el mundo a través del pecado. 

Pero una cosa que Dios estableció mientras el hombre todavía estaba en una condición libre de pecado y dijo que no era bueno para el hombre prescindir de ella fue el matrimonio. Génesis 2:18 dice: " Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea [o suficiente] para él". Un hombre perfecto que no tenía ninguna de las presiones o problemas que conocemos hoy en día aún estaba incompleto sin una compañera. Y no fue Adán quien se acercó a Dios para plantearle la situación y pedirle una compañera. Adán no sabía lo que le hacía falta. Fue Dios quien inició todo el asunto porque ese era Su plan perfecto. Todo esto enfatiza la gran prioridad que el matrimonio debe tener en nuestras vidas. Sin embargo, no tiene esa posición. 

Incluso los cristianos en la actualidad hemos descuidado nuestros matrimonios, por lo tanto, hemos obtenido muy poco de ellos. Tuvimos nuestra visión de la bendición que Dios quiso que fuera el matrimonio, eclipsada por los lamentables ejemplos de matrimonio que vemos a nuestro alrededor hoy en día. 2 Corintios 10:12 dice: "pero ellos, midiéndose a sí mismos por sí mismos, y comparándose consigo mismos, no son juiciosos". Esto es lo que ha sucedido a lo largo de los años. La mayoría de las parejas no tienen ni idea de lo que Dios quiso que fuera el matrimonio, así que se conforman con las mismas relaciones conflictivas que ven experimentar a los demás. Piensan que el conflicto es parte del matrimonio; y una pareja que simplemente coexiste sin batallas externas es considerada una pareja ideal, aunque esa pareja pueda tener una guerra fría desatada. Al fin y al cabo, hoy en día todo el mundo tiene problemas con su matrimonio. 

Bueno, me complace anunciar que en la actualidad no todo el mundo tiene problemas en sus matrimonios. El Señor se está moviendo poderosamente en esta área, y sin importar lo que el resto del mundo experimente, los hijos de Dios pueden tener lo mejor de Dios en sus hogares. Dios instituyó el matrimonio, así que ciertamente Él sabe cómo hacer que funcione correctamente. La única razón por la que dos de cada tres matrimonios en América terminan en divorcio es porque las personas involucradas no siguen las instrucciones que Dios dio con respecto al matrimonio. Es así de sencillo. La solución no es fácil, pero es sencilla. 

¿Qué dice Dios sobre el matrimonio? Efesios 5:22-33 nos da bastantes instrucciones. Este artículo no me permite el suficiente espacio para explicar todo lo que estas Escrituras enseñan respecto al matrimonio, pero ciertamente un principio que está entretejido a través de todas ellas es el amor: El amor de Dios. Es importante que te des cuenta de que la institución del matrimonio de Dios sólo funcionará con la clase del amor de Dios. 

Aconsejando a muchas parejas, me he dado cuenta de que muchos cristianos, incluso aquellos bautizados en el Espíritu Santo, todavía siguen operando el uno hacia el otro con el mismo amor carnal que tenían antes de ser cristianos. En muchos casos, han comenzado a tratar de aplicar el amor de Dios a sus hermanos y hermanas en el cuerpo y han desarrollado una "carga por los perdidos", pero siguen llevando de la misma manera sus relaciones con sus parejas. La clase del amor de Dios tiene que aplicarse también a nuestros matrimonios. 

Una de las diferencias más notables para mi entre el amor del mundo y el amor de Dios es que uno puede enseñarse a sí mismo a operar en el amor de Dios. Tito 2:4 dice que las mujeres mayores deben enseñar a las más jóvenes "a amar a sus maridos, a amar a sus hijos". El amor carnal siempre es motivado por las emociones o los sentidos, pero el amor de Dios viene del corazón, y aunque los sentimientos son definitivamente afectados, no motivan o detienen el amor de Dios. 

El amor carnal se caracteriza por un niño desnudo, pequeño y gordo que va por ahí disparando flechas a la gente para hacer que se "enamore" o se "desenamore". Eso sencillamente no es amor verdadero. El amor de Dios es el mismo ayer, hoy y siempre. Así es Dios (Hebreos 13:8) y Dios es amor (1 Juan 4:8). Las personas que aman un minuto y luego su estado de ánimo cambia y actúan de manera opuesta al minuto siguiente, simplemente no operan en el amor de Dios. Puede que sientas deseos de reaccionar con ira, pero puedes elegir actuar en amor. 

Muchas personas están confundidas acerca de esto y piensan, no puedo actuar como si los amara cuando no lo siento. Oh, ¡claro que puedes! La Palabra de Dios nos dice que incluso amemos a nuestros enemigos (Mateo 5:44). Es un mandamiento. No dice que lo hagas si te apetece. Si eliges hacer lo que Dios te dice, tus sentimientos te seguirán. Puedes enseñarte a amar con la clase del amor de Dios. 

Una persona que verdaderamente ha nacido de nuevo desea hacer lo que Dios dice, pero no siempre tiene ganas. Nuestros sentimientos han sido corrompidos por nuestras antiguas vidas antes de conocer a Cristo. Ahora que estamos en Cristo, tenemos Su promesa de que nuestros espíritus han sido completamente renovados (2 Cor. 5:17) y han llegado a ser como Él. Gálatas 5:22 dice que el amor es parte del fruto del Espíritu. Esto está hablando específicamente del Espíritu Santo; pero nuestro nuevo hombre nació del Espíritu, así que tiene que ser verdad que el amor de Dios ha sido derramado en nuestros espíritus también. Tenemos el amor de Dios en nuestro nuevo hombre. Sin embargo, nuestros sentimientos no cambian automáticamente. Nuestros sentimientos continuaran actuando como fueron enseñados a actuar hasta que los sometamos y los pongamos bajo el control de nuestro hombre espiritual. No es hipócrita actuar en amor cuando no lo sientes. En realidad, es hipócrita actuar de acuerdo a lo que sientes en lugar de lo que realmente eres en Cristo Jesús. 

La clase del amor de Dios es una elección que haces sobre la base de lo que Dios dijo, y luego actúas sobre ello en fe hasta que se convierte en una realidad en tu espíritu, alma y cuerpo.  

Si puedes recibir esta enseñanza básica acerca del amor de Dios, entonces puedes empezar a ser consistente en tu amor a tu pareja porque tu amor se basa en una elección que tú has hecho, no en la forma en que ellos actúan. Esta es la raíz de casi todas las peleas en el matrimonio. Todo va bien hasta que uno de los cónyuges hace algo malo al otro, y entonces se acaba el amor. ¿No te alegras de que Dios no nos trate así?  

Romanos 5:8 dice: "Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que, siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros."  

¡Gloria a Dios! El amor de Dios no se basó en lo que habíamos hecho por Él o en lo que merecíamos, sino en Su elección de amarnos. Eso es todo. No hicimos nada para merecer el amor de Dios. Él simplemente eligió darlo. Podemos elegir recibir ese tipo de amor y luego compartirlo con los demás de la misma manera. 

Otra manera de decir esto es que el amor de Dios es incondicional. Jesús no esperó a que valiéramos la pena o nos hubiéramos arrepentido para entregarse por nuestros pecados. Se entregó por nosotros cuando aún éramos pecadores y vivíamos una vida de rebelión contra Él (Rom. 5:8). Su amor se extendió hacia Hitler tanto como hacia nosotros. La diferencia es nuestra aceptación o rechazo, no Su oferta de amor. El amor de Dios es incondicional. 

Tenemos que ejercitar este amor incondicional de Dios en nuestros matrimonios. Si vives con una persona por cualquier cantidad de tiempo, vas a encontrar fallas en ella. Si tu amor no es incondicional, entonces empezaras a darle lo que se merece, que son problemas. Y puedes estar seguro de que cuando cometas un error, recibirás lo que has sembrado. 

Solía trabajar en el cuarto oscuro de un estudio fotográfico. Teníamos un chiste sobre unas señoras que venían a ver sus pruebas y se ponían furiosas por lo mal que les habían quedado las fotos. Decían: "¡Esta foto no me hace justicia!". Nuestra respuesta era: "Señora, no necesita justicia, necesita piedad". Así es en el matrimonio. Nuestros compañeros, que nos ven en nuestro peor momento, tienen que darnos misericordia, no justicia. El fracaso en esta área es la raíz de la mayoría de los problemas matrimoniales. Muchas parejas usan su amor condicional como un arma para tratar de motivar a sus compañeros a hacer cosas. Eso destruirá un matrimonio. Si lo que mantiene a tu pareja a raya es el miedo a que explotes si se equivoca, entonces la estás atormentando. Esto es lo que dice 1 Juan 4:18: "El temor castiga". Puede que veas algunos resultados a través de ese método, pero es un hecho que estás construyendo resentimiento y rechazo en ellos, y tarde o temprano, explotará. El amor de Dios es incondicional. Así que deja de amar condicionalmente y comienza a ejercita la clase del amor de Dios que ya está en ti. 

Anterior
Anterior

Dime que siembras y te diré tu cosecha

Siguiente
Siguiente

Si Amo a Dios, ¿Por qué Vivo Infeliz e Insatisfecho?