Bendición VS Milagro 

Es cierto que servimos a un Dios de milagros. Pero prepárense, porque lo que voy a decir al respecto va a impactarlos. La intención del Señor no es satisfacer tus necesidades a través de un milagro. 

Antes de que pienses que has perdido toda tu fe, continúa leyendo. Yo defino un milagro como ‘la suspensión o suplantación de las leyes naturales’, y personalmente, he recibido muchos. No hay duda en mi mente que el Señor hace milagros y los usa para atraer a la gente hacia Él. 

Pero déjame preguntarte, ¿preferirías recibir un milagro de sanidad o vivir con la bendición de una buena salud? ¿Preferirías que el Señor realizara un milagro para sacarte de las deudas o ser tan bendecido financieramente que no necesitaras un milagro para salvarte? Creo que la respuesta lógica a ambas preguntas es obvia. 

Siempre es mejor evitar los problemas, que es el resultado de vivir en bendición, que ser librado de ellos, lo cual requiere un milagro. 

Hay tres razones importantes para recibir de Dios a través de bendiciones en lugar de milagros. Primero, las bendiciones previenen las crisis, mientras que los milagros te salvan de las crisis. Segundo, una bendición es siempre un suministro más abundante que un milagro. Y tercero, los milagros son un arreglo temporal, mientras que las bendiciones son soluciones permanentes. Por lo tanto, si estás viviendo de milagro en milagro, probablemente significa que estás viviendo de crisis en crisis. 

La intención original de Dios para Su creación era que funcionara bajo Su bendición en lugar de constantemente buscar milagros. Si el pecado no hubiera corrompido la creación de Dios, no habría necesidad de milagros. Todo el mundo estaría sano, todo el mundo sería próspero; y todas las dificultades, las relaciones rotas y las guerras, ni siquiera existirían. 

Desafortunadamente, hay corrupción en la Tierra, y siempre habrá un lugar para los milagros. Sin embargo, Jesús no sólo nos perdonó nuestros pecados, sino que nos redimió de la maldición y proclamo bendiciones sobre Sus seguidores. 

Gálatas 3:13 dice: "Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero)". 

Si creemos que somos bendecidos y actuamos en consecuencia, podemos evitar muchos de los problemas que nos hacen candidatos a los milagros. 

Permítanme ilustrarlo. Algunos creyentes oran por milagros financieros, pero no están practicando el principio de dar y no trabajan. Ellos saben que Dios los ama, así que están esperando y creyendo por un milagro. Y eso es justo lo que se va a necesitar. Ellos no están obedeciendo la Palabra de Dios en fe, así que no pueden recibir la bendición que Dios ha hablado sobre ellos. 

El Señor nos dijo que trabajemos para que Él bendiga el trabajo de nuestras manos, y si damos, se nos dará. Leemos en 2 Tesalonicenses 3:10, "Porque también cuando estábamos con vosotros, os ordenábamos esto: Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma". 

Deuteronomio 28:12 dice: "Te abrirá Jehová su buen tesoro, el cielo, para enviar la lluvia a tu tierra en su tiempo, y para bendecir toda obra de tus manos. Y prestarás a muchas naciones, y tú no pedirás prestado." 

Lucas 6:38 dice: "Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir”. 

Si no le obedecemos en estos mandamientos, es por ignorancia o porque no confiamos plenamente en Sus promesas. Eso no significa que el Señor nos odie, sino que nuestra incredulidad está impidiendo que Su bendición se haga realidad en nuestras vidas. 

Entonces, la falta de fe en la bendición de Dios nos hace entrar en crisis; y justo antes del desastre, si continuamos firmes creyendo por un milagro, recibimos justo lo suficiente para sobreponernos. Luego, al mes siguiente, necesitamos otro milagro. Conozco esta situación por experiencia propia. 

Uno de los mayores errores de mi vida fue creer que para ser ministro a tiempo completo tenía que dejar un trabajo secular. No es que me molestara trabajar; he sido un buen trabajador toda mi vida y lo disfruto. Sinceramente, pensaba que tenía que elegir, que no podía hacer las dos cosas. 

Le tomó años al Señor atravesar mi terquedad y enseñarme que podía trabajar para complementar mis ingresos hasta que el ministerio creciera. Mientras tanto, Jamie y yo sufrimos muchas crisis financieras, innecesariamente. 

Porque el Señor nos amaba, nos mantuvo vivos con muchos milagros. Recuerdo la semana antes de que naciera nuestro primer hijo. No teníamos dinero para pagar los gastos. Milagrosamente, un grupo de estudio bíblico que estaba a 160 kilómetros de distancia nos envió todo lo que necesitábamos para pagar los gastos, justo a tiempo. 

El día del nacimiento de Josué, me quedé sin gasolina y me detuve en una estación de servicio. Sin dinero y sin saber qué hacer, empecé a llenar el tanque creyendo que Dios haría un milagro. (Por favor, no hagan esto; no lo estoy recomendando; es sólo lo que yo hice). 

No lo sabía cuando llegué, pero mientras llenaba el tanque, salió el dueño, que resultó ser un amigo cristiano. Me preguntó cómo estaba. Le conté que Josué acababa de nacer, y me dijo: "Bueno, este tanque de gasolina es de mi parte por el nacimiento de tu hijo". ¡Gracias, Jesús! 

En otra ocasión, fuimos al supermercado con 7 dólares y volvimos a casa con tres grandes sacos de carne y otros alimentos. Otro milagro. Una vez, nuestro carro funcionó durante una semana sin gasolina. El radiador incluso se agrietó porque no teníamos suficiente anticongelante y, sin embargo, no perdió agua. Y así sucesivamente. Experimentábamos milagros todo el tiempo. 

Muchos años después, pensaba en todos esos milagros y empecé a preocuparme un poco. Habían pasado años desde que vi milagros como esos en nuestras finanzas. Mientras reflexionaba sobre esto, el Señor me habló y me dijo: "¿Te gustaría volver a vivir de milagros, o prefieres vivir en las bendiciones que ahora disfrutas?". Eso fue una obviedad. Prefiero ser bendecido que necesitar un milagro. Ahora, cuando necesito gasolina, simplemente me detengo en la estación de servicio, lleno el tanque y la compro. Gracias, Jesús. 

Debido a que los milagros son "antinaturales", nunca son permanentes. El Señor creó leyes que gobiernan el funcionamiento de Su creación. A veces, temporalmente, los milagros sustituyen las leyes naturales, pero las circunstancias siempre regresarán a su funcionamiento natural. 

Por ejemplo, si abusamos de nuestros cuerpos, podemos recibir un milagro de sanidad. Pero si la raíz del problema no es tratada, la enfermedad o dolencia regresará, y necesitaremos otro milagro. 

Pero cuando creemos en la Palabra de Dios y seguimos sus instrucciones, nos enseñará cómo comer, hacer ejercicio y disfrutar de una salud emocional que funciona como una medicina (Prov. 17:22). El Señor prefiere mantenerte sano a través de Su bendición que sanarte por medio de un milagro. 

Y, a diferencia de los milagros, una vez que se recibe una bendición, ninguna fuerza externa puede detenerla: "He aquí, he recibido orden de bendecir; Él dio bendición, y no podré revocarla." (Núm. 23:20). 

Lo único que puede detener la bendición de Dios en nuestras vidas es nuestra incredulidad. Qué verdad tan poderosa. La maldición de Balaam no pudo detener la bendición que estaba sobre la nación de Israel. La bendición recibida en fe siempre triunfará sobre la maldición. 

Entonces, ¿qué es la bendición de Dios, y cómo la recibimos? Para empezar, la bendición de Dios no son cosas. La bendición de Dios producirá cosas, pero la bendición no son ‘cosas’. 

Gálatas 3:14 dice: "para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu". 

La bendición de Abraham ha venido sobre nosotros a través de la fe en Cristo, y la bendición no son las cosas que Abraham poseía. ¿Quisieras tener los animales de Abraham que han estado muertos por cuatro mil años? ¿Quieres sus tiendas y ropas? No lo creo. Lo que quieres es el favor de Dios que fue hablado sobre él, que produjo su abundancia física y espiritual. 

Eso es la bendición de Dios; es su favor divino. Y esa bendición, si se mezcla con la fe, producirá abundancia en espíritu, alma y cuerpo. 

Hay mucho más en el contraste de las bendiciones y los milagros que lo que he podido presentar aquí. Considero que esta es una de las verdades más fundamentales y beneficiosas que el Señor me ha enseñado. Si puedes hacer el ajuste de una mentalidad de milagro a una mentalidad de bendición, comenzarás a prosperar como nunca antes

La buena noticia es que ya eres bendecido. La mala noticia es que la mayoría no conoce el poder de esa bendición. Prefieren tener un milagro. 

Si recibes esta enseñanza en tu corazón, podrás orar de una mejor manera, "Señor, ayúdame a nunca más necesitar un milagro de Ti. Quiero vivir en tu bendición". Cuando se trata de necesidades personales, los milagros deben ser para personas que no tienen la revelación de la bendición de Dios. No te permitas ser esa persona. 

Anterior
Anterior

¿Cómo te roba Satanás? 

Siguiente
Siguiente

¿Cómo saber si estás en el lugar correcto?