Fundamentos Para La Vida
Cualquier ingeniero te dirá que la parte más importante de una estructura es su fundamento. Una base insuficiente limita el tamaño de un edificio y dicta su funcionalidad. Sin un fundamento sólido, los edificios se vuelven inestables ya que están sujetos a los efectos del viento, la lluvia y la gravedad. Cuando queremos construir nuestras vidas, un fundamento insuficiente es igual de vulnerable.
En más de veinte años de ministerio, Carrie y yo hemos descubierto que la mayoría de los problemas de las personas son el resultado de un fundamento incorrecto. No entienden cuánto los ama Dios, ni entienden realmente quiénes son en Cristo, o cómo los ve Dios. Envuelven su identidad en lo que hacen en vez de lo que Jesús hizo por ellos. Malentienden la naturaleza de Dios y su autoridad espiritual, y como resultado, sus vidas y ministerios se quiebran bajo la presión. Su relación con Dios se estanca; se sienten impotentes de resistir al enemigo o de reconocer sus ataques, y se consideran incapaces de ministrar a otros.
Si alguna vez te has sentido atrapado por las circunstancias, ineficaz en el ministerio, o simplemente estancado en tu relación con Dios, este libro es para ti. Los seis puntos que compartimos sostienen el fundamento que todo creyente necesita para experimentar lo mejor de Dios. Estos principios, simples en teoría, revolucionarán tu vida cuando los pongas en práctica. Son las verdades esenciales de la Palabra de Dios, los bloques de nuestra salvación.
1 corintios dice: “y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios. Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno miré cómo sobreedifica. Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo.” (1 Co. 3:9-11)
Somos los edificios de Dios. Nuestro fundamento es Cristo. Y nadie puede poner otro fundamento, pero debemos mirar constantemente cómo se sobreedifica. Salmos 11:3 dice: “Si fueren destruidos los fundamentos, ¿Qué ha de hacer el justo?” En otras palabras, ¿qué esperanza hay? ¿Cómo pueden experimentar los justos la vida abundante que Jesús proveyó si permiten que su fundamento espiritual se deteriore? (Vea Jn. 10:10). Al igual que un perito de construcción nunca aprobaría una construcción o proyecto de remodelación sin antes revisar los fundamentos de un edificio, nosotros tampoco deberíamos intentar construir nuestras vidas o ministerio sobre nada más que Cristo.
Oramos como el apóstol Pablo escribió, que mientras lees este libro, el Espíritu Santo abra los ojos de tu entendimiento para conocer “esperanza a que él os ha llamado”, las riquezas de su herencia y “la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos” (Ef. 1:18-19). Que el poder que obró en Cristo sea demostrado por nosotros, "su cuerpo y su plenitud” (Ef. 1:23) mientras construimos nuestras vidas en ese firme fundamento espiritual.