¿Qué es un Cristiano? 

"Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad; porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa." 

- Romanos 1:18-20. 

  

Desde la caída de Adán, el hombre ha intentado encontrar un camino de regreso a Dios. Hay un anhelo dentro de cada persona de volver a la imagen en la que Dios nos creó, volver al diseño original de la vida. Sabemos que tiene que haber algo más allá de lo que podemos ver y percibir con nuestros sentidos. Las religiones del mundo son un testimonio de esta escritura, en el primer capítulo de Romanos, de que Dios se ha revelado a su creación. Pero el hombre ha ideado tantas formas diferentes de acercarse a Dios que hoy en día parece un simple cuento humano. 

  

La diferencia entre la religión y el cristianismo es, básicamente, que la religión es el intento del hombre de alcanzar a Dios, y Jesús es Dios alcanzando al hombre. Todas las religiones del mundo se quedan cortas para obtener la salvación porque ponen la carga de la salvación en el hombre. Enseñan que por medio de nuestra obediencia a una norma rígida de lo que se debe y no se debe hacer, nos hacemos aceptables para Dios. Pero Dios reveló en Santiago 2:10 que, si guardas toda la Ley y sin embargo fallas en un sólo punto, eres culpable de romper toda la ley. Aquí es donde las religiones del mundo han fallado. Todos han pecado y están destituidos de la gloria de Dios (Ro. 3:23). El hombre no puede salvarse a sí mismo; necesita un salvador. 

  

Por eso Dios envió a su Hijo Jesús en semejanza de carne de pecado para condenar el pecado en la carne, a fin de que pudiéramos estar en paz con Dios (Ro. 8:3-4). Hemos sido hechos aceptables para Dios por medio de quién es Jesús y lo que hizo (Ef. 1:6). Jesús dijo de sí mismo que Él era el único camino al Padre (Juan 14:6). Pedro dijo en Hechos 4:12: "Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos." Dios es el único que puede proveer salvación para el hombre, por medio de Jesús; y cualquier otro intento de acercarse a Dios, sin importar cuán sincero pueda ser, terminará en un fracaso total con el resultado de la muerte eterna. 

  

La mayoría de la gente que va a la iglesia en occidente puede ver lo que estoy diciendo en otras religiones fácilmente. Pero lo que muchos no logran ver es que lo que comúnmente llamamos “cristianismo” hoy en día no es más que religión. Con esto quiero decir que muchas personas siguen los pasos del cristianismo pensando que su observancia, u obediencia, de las ‘virtudes cristianas’ les ayudará a obtener la salvación. Pero es posible caer en la trampa de tratar de justificarse por su asistencia a la iglesia y sus donaciones financieras y caritativas, así como el hombre que quema incienso a los ídolos para apaciguar a los dioses. Ambas personas están engañadas por la religión. 

  

Hebreos 5:9 dice que Jesús es el autor de la salvación eterna; por lo tanto, su juicio es el único que cuenta. Muchas personas confían en que sus nombres están en la lista de una iglesia o que tienen escrito "EN DIOS CONFIAMOS" en sus billetes, pero ese no es el principio que Jesús usó para administrar la salvación. 

  

Veamos un relato de Jesús ministrando la salvación. En Marcos 10:17-22, vemos un ejemplo de un hombre que realmente deseaba tener vida eterna. La buscaba activamente, como lo demuestra el hecho de que corrió hacia Jesús y se arrodilló a sus pies. Si el deseo o las buenas intenciones pudieran obtener la salvación, él la habría obtenido. Pero Jesús, el autor de la vida eterna, no aceptó sus acciones. Mucha gente hoy en día considera que “creer” no es realmente importante, ellos creen que sólo cuentan las intenciones. Pero este ejemplo demuestra que eso es falso. 

  

Este hombre estaba buscando lo correcto, e incluso vino a la persona correcta, pero hizo varias cosas mal. Primero, sólo reconoció a Jesús como ‘un buen maestro’ (versículo 17). Jesús respondió diciendo: "¿Por qué me llamas bueno? No hay bueno sino uno, que es Dios". Este joven rico estaba dispuesto a reconocer que Jesús era bueno, pero no estaba dispuesto a reconocer que Jesús era Dios. Sin embargo, uno de los elementos cruciales para la salvación es creer que Dios se manifestó en carne (1 Ti. 3:16). 

  

Todos los grandes líderes de las diferentes religiones del mundo han tenido que reconocer la grandeza de Jesús, pero aun así han rechazado sus propias afirmaciones de divinidad. Cuando Jesús fue interrogado por los principales sacerdotes, admitió que Él era el Cristo (Mateo 26:63-64). Los jefes de los sacerdotes y los ancianos dijeron que había blasfemado o que se había atribuido la divinidad. Jesús tenía que ser algo más que un buen hombre para poder ser un sacrificio por toda la raza humana. La vida de un hombre sólo vale la vida de un hombre. Pero como Jesús era Dios, su vida valía más que la de todas las personas que habían vivido o vivirán en esta tierra. Este joven gobernante cometió el error de reconocer a Jesús como bueno, pero no como Dios. 

  

En segundo lugar, quería saber qué podía hacer para heredar la vida eterna. Estaba tratando de alcanzar a Dios por medio de sus esfuerzos, pero no podía hacer suficientes buenas obras para merecer salvación. Había pecado y estaba destituido de la gloria de Dios (Ro. 3:23). Muchos de los llamados ‘cristianos’ de hoy en día están haciendo lo mismo. Piensan que, con su asistencia a la iglesia o la lectura de la Biblia, etc., expiarán su pecado, pero sólo la sangre del Señor Jesucristo puede limpiarnos de nuestro pecado. Todos nuestros esfuerzos se quedan cortos. Tú puedes vivir “mejor” que otra persona, según tu propio criterio, pero ¿quién quiere ser el mejor pecador que haya ido al infierno? Necesitas un salvador. 

  

Jesús sabía que este hombre no podía salvarse a sí mismo. No le dijo que guardara la Ley del Antiguo Testamento para que pudiera ganarse la salvación. La Ley no fue dada para que la guardáramos, sino para que viéramos que todos hemos pecado y necesitamos un salvador (Ro. 3:19-20). Jesús ministró la Ley a este hombre para que viera su necesidad y le pidiera ayuda. 

  

El joven rico dijo que había observado todos esos mandamientos durante toda su vida. Según Romanos 3:23, que ya citamos, eso no era cierto. Jesús lo sabía, así que le dijo que fuera y vendiera todo lo que tenía, diera el dinero a los pobres y luego viniera y lo siguiera. Se lo dijo para mostrarle que había quebrantado el primer mandamiento, que era: "No tendrás dioses ajenos delante de mí" (Ex. 20:3). Su dinero era su dios, y lo demostró porque eligió quedarse con su dinero en lugar de obedecer al Señor. 

  

La tercera cosa que hizo mal fue que no hizo de Jesús su Señor (gobernante y amo). Él no estaba dispuesto a hacer un compromiso para darle a Jesús el completo control de su vida. El versículo 20 dice que Jesús lo amaba, pero Jesús no cambió su estándar, él no podía cambiar el principio de salvación. A menos que un hombre esté dispuesto a hacer a Jesús “Señor de todo” en su vida, Él no puede ser Señor en absoluto, en la vida de ese hombre. 

  

Dios todavía no ha cambiado su estándar. Algunas iglesias hoy en día le dicen a la gente que se esfuercen por ser buenos y que hagan lo mejor que puedan para hacer el bien, o que se unan a su iglesia, etc., y de esa manera ganarán al cielo, pero eso no es así. Tienes que poner tu completa dependencia en Jesús solamente y hacer una rendición de tu vida a Él como Señor. Como dice en Romanos 10:9, "Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo." 

  

En tu vida necesitas tener un compromiso con Jesús como “Señor de todo”, y eso no significa que no puedas fallar en tu compromiso. El Señor está lleno de misericordia, y su amor cubre multitud de pecados (Pr. 10:12), pero independientemente de lo bien que lo sigas en tu vida diaria, tienes que haber hecho el compromiso de que Jesús es Señor de todo. 

  

Yo acepté al Señor cuando tenía ocho años. Entonces no conocía la sanidad ni el bautismo del Espíritu Santo, así que ciertamente no estaba dejando que Jesús gobernara en esas áreas. Pero verdaderamente entregué mi vida totalmente a Jesús en la medida en que tenía conocimiento, y a medida que Dios me revelaba más verdad, cedí esas áreas también. Me he resistido temporalmente a cosas que Él me ha mostrado, pero porque tomé la decisión y el compromiso de hacer a Jesús Señor, Él siempre ha ganado en cada área de mi vida.

¡Gloria a Dios! 

  

Si todavía no has hecho a Jesús el Señor de tu vida, haz esta sencilla oración conmigo, hazla con todo tu corazón y serás salvo: 

"Padre, reconozco que dependo totalmente de ti para salvarme. Acepto el sacrificio de Jesús como pago por mis pecados y lo hago Señor de mi vida. Creo que Jesús está vivo, que vino a la tierra a morir en mi lugar y resucitó de entre los muertos para darme libertad, y que ahora vive en mí. ¡Ahora soy una nueva criatura! ¡Gloria a Dios! Soy salvo, soy tu hijo".

Si necesitas oración, llámanos al (+52) 442 854 0100 o da clic aquí para hablar con un ministro de oración. 

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