Un Fundamento Seguro

Una verdadera revelación de la Palabra de Dios es el elemento más importante de una vida cristiana victoriosa. 

 

La Palabra de Dios a menudo se refiere a sí misma como una semilla. Hay un total de cuarenta y cuatro versículos en el Nuevo Testamento donde la palabra griega sperma fue traducida como "semilla". Esta es la misma palabra de la que derivamos nuestra palabra inglesa "sperm". 

 

Para concebir y dar a luz, ya sea por un milagro que necesitas en tu cuerpo o por la visión que Dios te ha dado, primero debes plantar la Palabra de Dios como una semilla en tu corazón. La concepción, que eventualmente produce el fruto, no puede tener lugar sin primero plantar una semilla. 

 

Constantemente me encuentro con creyentes que oran y creen en la intervención de Dios en sus vidas, pero permanecen frustrados con sus resultados. ¿Por qué? Porque nunca han concebido sus milagros plantando la semilla de la Palabra de Dios en sus corazones. Eso es como una mujer que ora para quedar embarazada y luego se confunde cuando no sucede a pesar de que nunca ha tenido una relación con un hombre.

La semilla tiene que ser plantada para que la concepción suceda. 

 

En Marcos 4, el Señor enseñó tres parábolas que ilustran que la Palabra es al reino de Dios lo que una semilla natural es a una cosecha. La primera de estas parábolas, la historia del sembrador, es la clave para entender todas las demás (Marcos 4:13). Si no entendemos estas verdades, dijo Jesús, no entenderemos ninguna de sus otras parábolas. 

 

Hay muchas verdades que cambian la vida en estas parábolas, pero es un hecho que debes entenderlas para obtener el beneficio completo de esta enseñanza: El Señor utilizó la comparación de Su Palabra con una ley de la naturaleza, que es inmutable, no una institución del hombre. 

 

Casi todos los sistemas que la gente ha creado pueden ser engañados o manipulados. El sistema legal puede ser corrupto, dejando a los culpables libres. El sistema educativo puede ser corrupto aprobando a estudiantes que realmente no han aprendido el material. Pero el proceso de la siembra y la cosecha no se puede corromper. 

 

¿Qué pasaría si un agricultor esperara a ver a sus vecinos recoger sus cosechas antes de sembrar su semilla? Independientemente de lo sincero que fuera o de la justificación para no sembrar su semilla en el momento adecuado, no recogerá una cosecha de la noche a la mañana. La ley de la siembra y la cosecha no se puede corromper.  

 

Esta es la razón por la que el Señor eligió comparar la forma en que funciona Su Palabra con una semilla. El proceso de germinación de la Palabra de Dios en tu vida toma tiempo y no puede ser cambiado. 

 

En la segunda parábola de Marcos 4, Jesús dijo: 

 

"Decía además: Así es el reino de Dios, como cuando un hombre echa semilla en la tierra; y duerme y se levanta, de noche y de día, y la semilla brota y crece sin que él sepa cómo. Porque de suyo lleva fruto la tierra, primero hierba, luego espiga, después grano lleno en la espiga; y cuando el fruto está maduro, en seguida se mete la hoz, porque la siega ha llegado." (Mc 4:26-29). 

 

La semilla es la Palabra de Dios (Mc 4:14), y la tierra es nuestro corazón (Mc 4:15). Nuestros corazones fueron creados por Dios para dar fruto cuando Su Palabra es plantada en ellos. Al igual que una semilla tiene que permanecer en la tierra durante un tiempo para germinar, así la Palabra de Dios tiene que permanecer en nosotros. 

 

Jesús dijo en Juan 15:7, 

 

"Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho”. 

 

¿Qué pasaría si plantaras una semilla en tu jardín y luego la desenterraras cada mañana para ver si pasa algo? Moriría y nunca daría fruto. Tienes que tener fe en que la semilla está haciendo lo que Dios creó que hiciera. 

 

Algunas personas ponen la Palabra de Dios en sus corazones por un día o dos, pero si no ven fruto casi inmediatamente, desentierran la semilla a través de sus palabras y acciones y se preguntan por qué no funcionó. Hay que dejarla en la tierra con el tiempo. Además, hay diferentes etapas de crecimiento. 

 

Marcos 4:28 dice

 

"Porque de suyo lleva fruto la tierra, primero hierba, luego espiga, después grano lleno en la espiga". 

 

Muchas personas son impacientes y quieren saltarse el ciclo de crecimiento y obtener la espiga completa ahora mismo. En realidad he tenido que decirle a la gente que lo que le estaban creyendo a Dios no iba a suceder, no porque la visión no fuera buena, sino porque estaban esperando una espiga completa inmediatamente. 

 

Por ejemplo, un estudiante de Charis Bible College me contó que nunca había tenido un trabajo, había estado en un hospital psiquiátrico, y había vivido de la asistencia social toda su vida. Cuando escucho la enseñanza sobre prosperidad y visión, empezó a soñar en grande. Tenía un plan para comprar y renovar un viejo hotel. El coste total sería de más de 4 millones de dólares. 

 

Era realmente un gran plan. Lo felicité por el hecho de que estuviera soñando y le dije que siguiera soñando a lo grande. Luego le dije que podría funcionar para alguien, pero que no funcionaría para él. ¿Por qué? Porque esta persona nunca había creído en Dios ni por un centavo. Tiene que haber "primero la hoja, luego la espiga, después el grano lleno en la espiga". 

 

Tu puedes pensar que eso fue demasiado duro, pero era la verdad. Es posible que le hubiera tocado la lotería o el sorteo de la Publisher's Clearing House. Es posible, pero eso no habría sido Dios. El reino de Dios funciona con leyes, como las leyes que rigen el proceso de fructificación de una semilla. Dios no te dará la espiga completa si no has visto el primer brote. Así funciona el reino de Dios. 

 

Esta es precisamente la razón por la que la mayoría de las personas no ven lo mejor de Dios realizarse en sus vidas. Tienen una fe de lotería. Piensan que como Dios los ama, Él simplemente les concederá su petición sin importar si ponen a trabajar el milagro de la semilla o no. 

 

Jamie y yo somos grandes ejemplos de eso. Cuando era joven e inexperto en el ministerio, odiaba recibir ofrendas. Esperaba que de alguna manera, Dios me diera un montón de dinero, y podría ministrar sin recibir nunca una ofrenda. Bueno, esa no es la manera en que Dios trabaja. 

 

Dios ordenó que los que predican el Evangelio vivan del Evangelio (1 Cor. 9:14). Incluso los ministros deben vivir del fruto de lo que siembran. Durante muchos años, mientras enseñaba la Palabra de Dios a cientos y miles de personas, las semillas de esas palabras echaron raíces. El fruto de la Palabra de Dios y de nuestros esfuerzos vino en forma de vidas cambiadas y un deseo en los corazones de aquellos que habían experimentado este cambio de ayudar a otros. 

 

Entonces, cuando por fin entendí cómo funcionaban la siembra y la cosecha, compartí con ellos lo que Dios estaba haciendo a través de nuestro ministerio y les di la oportunidad de dar. Respondieron y pudimos llegar a más y más personas con la Verdad del Evangelio. A través de sus donaciones, no sólo estaban tocando las vidas de otros, sino que al mismo tiempo estaban plantando semillas financieras para su propio futuro. 

 

Cuando tomé la decisión de salir en televisión en enero de 2000, el Señor me habló. Me dijo que mi ministerio acababa de empezar, y que si terminaba ahora, nunca cumpliría lo que Él me había llamado a hacer. Bueno, eso fue bastante poderoso, teniendo en cuenta que en ese momento, yo había estado en el ministerio durante más de treinta años. Todo lo que habíamos estado haciendo, aunque habíamos visto el fruto de miles de vidas cambiadas, sólo había sido plantar semillas. Dios quería llevar este ministerio a un nuevo nivel para poder llevar el mensaje de su amor incondicional y su gracia al mundo. 

 

Desde entonces, el ministerio ha crecido explosivamente. Creo que esto está sucediendo por dos razones 1. Debido a la semilla que hemos plantado, y 2. Porque es el momento en la historia en que el mundo está maduro para el mensaje que Dios ha puesto en mi corazón. No hay otra manera de decirlo. Es simplemente mi tiempo, como lo fue para Ester. 

 

En Ester 4:14 dice: 

 

"Porque si callas absolutamente en este tiempo, respiro y liberación vendrá de alguna otra parte para los judíos; mas tú y la casa de tu padre pereceréis. ¿Y quién sabe si para esta hora has llegado al reino?” 

 

El fruto de toda la semilla que hemos plantado y que tú has plantado está dando sus frutos en el enorme reto de llegar al mundo. Las oportunidades abundan, las puertas se están abriendo, y será necesario que todos trabajemos juntos para ver cumplida esta visión. Dios ha construido una base sólida para este ministerio a través de Su Palabra, y ahora estamos construyendo sobre esa base sólida. 

 

Esta ley de sembrar y cosechar opera en cada área de nuestras vidas. Si plantamos la Palabra de Dios en nuestros corazones, luego permitimos que la semilla germine y la planta crezca hasta la madurez, cosecharemos el fruto de una cosecha. ¡Eso es lo mejor de Dios! 

 

Lo importante que es que conozcan la Palabra de Dios y que planten la semilla de Su Palabra en sus corazones mucho antes de que necesiten el fruto de la cosecha. Podría significar la diferencia entre la prosperidad y la pobreza, o incluso entre la vida y la muerte. Creo que esto es tan importante que es la primera clase que se enseña a los nuevos estudiantes en Charis Bible College por todo el mundo cada año. Leer esta enseñanza será como asistir a la primera semana de Charis Bible College en Querétaro. 

 

Entender el poder y la importancia de la Palabra de Dios en tu vida te ayudará a ir más allá del pensamiento "sensible", basado en las emociones, que muchos confunden con la fe. No se trata de lo que sientes; se trata de lo que ha sido plantado en tu corazón y lo que dará fruto. Es la base para recibir las promesas de Dios. 

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