Abraham creyó en esperanza

Romanos 4:16-22

Él creyó en esperanza contra esperanza, para llegar a ser padre de muchas gentes, conforme a lo que se le había dicho: Así será tu descendencia.

Romanos 4:18

La esperanza parece escasear hoy en día. Muchas personas se resisten intencionalmente a tener esperanza porque no quieren afrontar el dolor y la decepción que se producen si lo que esperan no llega. Su filosofía es: “No te hagas ilusiones y nunca te decepcionarás”. Es evidente que no conocen a Jesús, quien es nuestra esperanza bienaventurada (Tito 2:13) en todas las situaciones y para siempre.

Las personas que se ‘apartan de la manada’ y logran grandes cosas son las que creen en la esperanza. Por eso, la mayoría de los grandes inventos han sido descubiertos por judíos o cristianos que confían en Dios. Abraham era una de estas personas. Este versículo dice que creyó en la esperanza. Conocía el poder de la esperanza y no la abandonó. Cuando Abraham tenía casi cien años y su esposa más de noventa, todavía se aferraba a la esperanza de la promesa de Dios: darle descendencia. Aunque su fe le dio la victoria, su esperanza mantuvo viva su fe.

¿De dónde viene la esperanza? Este versículo dice que la esperanza de Abraham de llegar a ser padre era conforme a las palabras que Dios le había dicho. El Espíritu Santo constantemente nos ministra esperanza cuando meditamos en las palabras que Dios nos ha hablado. La Palabra de Dios libera Su esperanza en nuestros corazones. Si no tenemos Su Palabra, entonces no tenemos esperanza. Ciertamente, el mundo no la da; de hecho, la destruye mediante el pesimismo, el escepticismo y el miedo. Nuestra única fuente de verdadera esperanza está en lo que Dios nos ha prometido.

Hoy te animo a hacer un esfuerzo especial para dedicar tiempo a escuchar la Palabra de Dios, y deja que la esperanza empiece a obrar en tu vida. Deja que Dios pinte un cuadro en el lienzo de tu corazón de lo que puedes llegar a ser y hacer por medio de Su poder.

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