Certeza en la esperanza = paciencia firme y fuerte

Romanos 8:20-25

Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos.

Romanos 8:25

Los atletas poseen una paciencia increíble. Solo compiten en los Juegos Olímpicos cada cuatro años, pero se mantienen entrenando y participan en otras competencias sin cesar. Algunos se esfuerzan toda su vida por un breve momento de gloria. ¿Cómo pueden hacerlo? ¿Qué les motiva a perseverar? Tienen una gran esperanza.

Los atletas que quieren ganar deben negarse a sí mismos cosas que otras personas dan por sentadas. Hay alimentos especiales que comen y otros que evitan. Los entrenamientos exigen un gran compromiso, la mayor parte de su tiempo y todo su esfuerzo. Trabajan mientras otros se divierten. No hay vacaciones de verano para los que “van a por el oro”. ¿Qué es lo que les permite comprometerse de forma tan disciplinada? La esperanza de ganar el premio.

Del mismo modo, en la ‘carrera cristiana’, los que tienen una esperanza firme son capaces de resistir hasta el final. Los creyentes sin esperanza son como atletas que no esperan ganar, por lo que no se esfuerzan mucho. La paciencia, que es un componente de la resistencia, solo opera en aquellos que creen que hay una recompensa alcanzable por sus esfuerzos.

Moisés pudo rechazar las riquezas de Egipto y comprometerse con los israelitas “porque tenía puesta la mirada en el galardón” (He. 11:26). Los que tienen éxito son aquellos que tienen certeza y seguridad en lo que esperan. Saben que pasarán la eternidad en el cielo con el Señor, y esto les permite mantenerse en la carrera hasta llegar a la meta.

Tu vida en Jesucristo no es una carrera de cien metros, ¡es un maratón completo! La Biblia dice que el premio no es para los que empiezan bien, sino para los que terminan bien. Así que mantén tu esperanza firme en Él y podrás terminar fuerte.

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