Cómo relacionarte con incrédulos

Lucas 19:1-8

Entonces Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado.

Lucas 19:8

Zaqueo era rico, pero Jesús no le pidió que donara todos sus bienes a los pobres, como había hecho con el joven rico. Era obvio que Zaqueo se había arrepentido y que el dinero ya no era su dios. Además, fue más allá del requisito de restitución de la ley mosaica al ofrecer dar la mitad de sus bienes a los pobres y pagar el cuádruple de cualquier robo que hubiera cometido.

Zaqueo era un publicano, y los publicanos eran odiados por sus compatriotas judíos. Se les consideraba la personificación de los pecadores, y las leyes religiosas judías impedían que los judíos devotos se relacionaran con publicanos. Comer con un publicano era impensable, ya que se consideraba que era participar de los pecados del publicano. Por eso la gente reaccionó tan mal cuando Jesús comió con Zaqueo.

Jesús no comió en casa de Zaqueo para participar en su pecado, sino para extenderle misericordia y perdón. Este es siempre el criterio con el que podemos juzgar si debemos participar en una determinada situación con incrédulos o no. No debemos participar en los pecados ajenos, pero el Señor tampoco quiere que nos escondamos del mundo. Somos la sal de la tierra (Mt. 5:13), y para hacer el bien tenemos que salir del “salero”.

Si puedes estar bien con Dios en tu corazón y ministrar Su amor a alguien, esa es la motivación correcta para ‘juntarte’ con pecadores. Por otro lado, si sabes que estás siendo atraído hacia la impiedad, necesitas arrepentirte y volver al Espíritu, o simplemente alejarte. Te invito a que busques dirección de Dios con respecto a las relaciones que construyes con personas incrédulas.

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