Confiesa la verdad de Dios

Juan 11:14

Entonces Jesús les dijo claramente: Lázaro ha muerto.

Juan 11:14

Al principio, Jesús habló de que Lázaro estaba dormido, pero ahora dice claramente que Lázaro está muerto. Se expresó así porque para sus mentes carnales la muerte era definitiva, pero el sueño no lo era. Cuando dijo: “Lázaro está muerto”, parecía una declaración contraria a lo que iba a hacer: resucitar a Lázaro de entre los muertos; pero continuó diciendo en el versículo 15: “Me alegro por vosotros de no haber estado allí, para que creáis”. Se refería a resucitar a Lázaro de entre los muertos, lo que convirtió Su declaración de un hecho negativo (su muerte) en una confesión positiva de fe (ser resucitado de entre los muertos).

Muchas personas están confundidas con este tema, porque se negarán a hablar o reconocer cualquier situación que sea contraria a una promesa de Dios. Ciertamente es deseable evitar hablar de nuestros problemas, y existe un precedente bíblico para ello (2 Reyes 4:20, 26). En este caso, Jesús evitó usar una palabra para describir la situación de Lázaro, porque esta hubiera infundido temor en el corazón de Sus discípulos, pero cuando ellos no entendieron, declaró los hechos naturales.

Una confesión verdadera y positiva no niega las circunstancias naturales. Simplemente nos negamos a dejar que el reino natural tenga la última palabra. El principio de la confesión de fe funciona cuando declaramos la verdad espiritual, que es lo que Jesús hizo, y debemos seguir Su ejemplo. Por lo tanto, no está mal reconocer un problema físico como la enfermedad, siempre y cuando reconozcamos en igual o mayor grado la verdad espiritual: “por cuya herida fuisteis sanados” (1 P. 2:24).

No niegues ningún problema que exista hoy en tu vida, pero niégale a esos problemas el derecho de continuar existiendo en tu vida, confesando tu fe en Dios y en Su Palabra.

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