¿De qué Dudas?
Genesis 3:1-13
Sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal.
Génesis 3:5
El pecado de Adán y Eva fue la incredulidad. Comer el fruto prohibido fue sólo la acción que expresó la incredulidad que ya estaba presente en sus corazones. ¿De qué dudaban? Hubo dos cosas que la serpiente los sedujo a dudar de Dios.
En primer lugar, dudaron de la Palabra de Dios. No creyeron lo que Él dijo sobre las consecuencias de comer del árbol del conocimiento del bien y del mal. Dijo que morirían. Obviamente, eligieron comer de la fruta porque ya no creían en eso. Dudaron de la Palabra de Dios y se cometió el primer pecado.
Aún más importante, Adán y Eva dudaron del amor de Dios por ellos. Satanás acusó a Dios de no querer lo mejor para ellos. Dijo que Dios les negaba algo que les haría más sabios. Esto era un ataque directo al amor y la integridad de Dios. Se había portado de maravilla con ellos, proporcionándoles todo lo que necesitaban e incluso visitándoles todos los días. Sin embargo, Adán y Eva decidieron dudar de su amor. Tomaron la palabra de una serpiente parlante por encima de la Palabra de Dios.
Cuando lo piensas, es ilógico dudar alguna vez del amor de Dios cuando consideras la muerte de Jesús en la Cruz y su resurrección. Tienes una revelación de hasta dónde llega el amor de Dios; sin embargo, puede que sigas preocupado por si tus necesidades serán satisfechas y tu cuerpo sanado. Intentas justificar estas preocupaciones diciendo que todo el mundo las tiene. “Son normales”. Sólo son normales para las personas que no conocen el gran amor de Dios. Cuando recibas una revelación plena del amor de Dios, tus dudas se desvanecerán.
Si hoy tienes alguna duda sobre el amor y el cuidado infinito de Dios por ti, entonces abre tu Biblia, empieza a leer y creer lo que Él dice sobre ti. Disipa todas tus dudas eligiendo creer lo que Él dice, y tu fe en Él permitirá que sus bendiciones fluyan libremente en cada área de tu vida.
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