Dios es tu consuelo
Juan 14:16-17
Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre.
Juan 14:16
Una vez más, Jesús dijo estas cosas a Sus discípulos para que no se ofendieran ni se desanimaran cuando fuera crucificado y sepultado. En este pasaje les habla del Espíritu Santo, que es el Consolador. El ministerio del Espíritu Santo en la vida del creyente es la primera línea de defensa contra el diablo y sus artimañas. La frase “El Dios de toda consolación” (2 Co. 1:3) conlleva la idea de un consolador divino que anima, refresca, fortalece, asiste y es una ayuda siempre presente en el momento de necesidad.
Las formas que Dios elige para consolar no son siempre las mismas. En una situación difícil, Él puede liberarte, eliminar la causa de la aflicción, o consolarte y fortalecerte para soportarla, dándote esperanza para el futuro. Él puede enviar a otros creyentes a compartirte su fe profetizando, colaboradores que te ministrarán y fortalecerán. Dios utiliza el cuerpo de Cristo como medio para consolarte con la exhortación y la oración. El punto principal es que la fuente de todo consuelo es Él, sin importar el canal que Él elija usar.
En 2 Corintios 12:9 Dios le reveló a Pablo que Su fuerza se perfecciona en nuestra debilidad. Pablo, que había experimentado el consuelo de Dios de una manera que tal vez ningún otro creyente había experimentado, reveló cómo el Señor hizo esto en su vida. Fue por medio del poder del Espíritu Santo. El verdadero cristianismo no es la ausencia de pruebas, sino que la fuerza y el consuelo de Jesús a través del Espíritu Santo nos ayudan a superar todas las aflicciones de este mundo.
No puedes soportar las presiones de la vida diaria sin el consuelo del Espíritu Santo. Él está ahí para darte sabiduría, valor y compasión cuando te encuentres con dificultades. También estará ahí contigo para mantenerte humilde cuando lleguen las victorias. Para todo lo que hoy necesitas, solo tienes que mirar dentro de ti.
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