La Disciplina Trae Vida

Mateo 18:15-19

“De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo. Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos.”

Mateo 18:18-19

Los versículos 18 y 19 tienen muchas aplicaciones, pero tomados en su contexto se refieren específicamente a la disciplina eclesiástica. Algunos podrían pensar que la disciplina eclesiástica es sólo simbólica y no tiene peso real; sin embargo, Jesús está dejando claro que, en el reino espiritual, la disciplina que es dirigida por el Espíritu Santo tiene mucho poder.

Los mandamientos bíblicos relativos a la disciplina de la iglesia están diseñados para restaurar al hermano o hermana que está en pecado, tanto como para proteger a otros miembros del cuerpo de ese pecado. Si la persona disciplinada se arrepiente, el objetivo se ha alcanzado y no debe tomarse ninguna otra medida. La disciplina eclesiástica tiene dos vertientes. Consiste en retirar tanto nuestra comunión como nuestra intercesión.

La intercesión adecuada puede realmente atar a Satanás y prevenir que siga actuando en contra de un individuo que vive en pecado. Esto es bueno si la persona utiliza esta libertad de las consecuencias de su pecado para arrepentirse y volver a Dios. Por otro lado, si utilizan esta libertad de las consecuencias del pecado para cometer más pecados, llega un momento en que la intercesión deja de ser beneficiosa. En ese caso, se debe retirar la intercesión contra los ataques de Satanás, y en realidad debemos atar los pecados de esa persona a ellos mismos para que experimenten la muerte que trae el pecado (Ro. 6:23). A medida que empiecen a cosechar lo que han sembrado, es de esperar que las consecuencias los hagan volver a la bondad de Dios de la que una vez disfrutaron.

Este es el atar y desatar al que se refiere este versículo. El cielo y la tierra se ven afectados por tu atar y desatar. Al interceder hoy por aquellos que sabes que han reincidido, déjate guiar por el Espíritu Santo, ya sea para atar su pecado a ellos o para desatarlo de ellos.

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