El Ayuno Expulsa la Incredulidad

Marcos 9:28-29

“Y les dijo: Este género con nada puede salir, sino con oración y ayuno.”

Marcos 9:29

La oración y el ayuno no expulsan a los demonios. Si el nombre de Jesús y la fe en su nombre no pueden dar resultados, entonces el ayuno y la oración tampoco. Jesús está diciendo que el ayuno y la oración son las únicas maneras de expulsar esta clase de incredulidad.

La incredulidad que se debe a la ignorancia puede eliminarse recibiendo la verdad de la Palabra de Dios (Ro. 10:17; 2 P. 1:4). Sin embargo, la incredulidad que estorbaba a los discípulos en este caso era una clase natural de incredulidad. Les habían enseñado toda su vida a creer lo que les decían sus cinco sentidos.

Simplemente estaban dominados por esta información natural más que por la Palabra de Dios. La única manera de vencer la incredulidad que viene por medio de nuestros sentidos es negar nuestros sentidos a través de la oración y el ayuno.

El ayuno consigue muchas cosas. Uno de los mayores beneficios del ayuno es que al negar los deseos de la carne, el hombre espiritual gana prominencia. El ayuno siempre se utilizó como medio para buscar a Dios excluyendo todo lo demás. No expulsa demonios, sino que expulsa la incredulidad. El ayuno es beneficioso en todos los aspectos de la vida cristiana, no sólo para expulsar demonios.

La verdadera virtud del ayuno consiste en humillarse a uno mismo mediante la abnegación (Sal. 35:13; 69:10), y eso puede conseguirse de otras formas distintas a la abstinencia total. Los ayunos parciales pueden ser beneficiosos, así como los ayunos de tu tiempo o de tus placeres. Sin embargo, dado que el apetito por la comida es uno de tus impulsos más fuertes, el ayuno de alimentos parece ser el que más rápido cumple su cometido.

Si nunca has ayunado, ora para hacerlo. Pide al Señor que te muestre qué debes ayunar, durante cuánto tiempo y por qué razón. El ayuno debe ser una parte importante de la búsqueda de Dios en tu vida.

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