El consuelo eterno

Juan 14:2

En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros.

Juan 14:2

Esta es la última enseñanza de Jesús a Sus discípulos antes de la crucifixión. Estaban a punto de pasar por la mayor prueba de su fe, y Él los estaba preparando para lo que vendría. ¿Por qué habla de prepararles una mansión en el cielo? Quería consolarles y ayudarles a poner las cosas en perspectiva. En 1 Tesalonicenses 4:18, Pablo nos dice que nos confortemos unos a otros con palabras acerca de ser reunidos con el Señor en el aire. Pablo repitió: “Tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse” (Ro. 8:18). Algún día, todas nuestras dificultades parecerán nada, y esta perspectiva puede ser un gran consuelo para nosotros en el día a día.

Cuando pensamos en estar con el Señor por toda la eternidad, nos ayuda a poner nuestros problemas presentes en la perspectiva adecuada. Es fácil tener miedo de nuestros problemas y pensar que todo está perdido. Sin embargo, para aquellos de nosotros que hemos nacido de nuevo, en el peor de los casos, todavía tenemos la promesa de que Jesús limpiará todas las lágrimas de nuestros ojos y preparará una morada para nosotros donde todas nuestras penas pasarán. Esto nos impide desesperar y nos inspira a seguir adelante con fe.

En el cielo hay muchas moradas, y Jesús está preparando una especial para ti. Lo que hará que el cielo sea “el cielo” es que tú estarás con Él. Sin duda, habrá cosas que ver y hacer que serán maravillosas, pero nada se comparará a estar con aquel que te amó y murió por ti.

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