El poder de un corazón puro
1 Samuel 17:28-30
Y oyéndole hablar Eliab su hermano mayor con aquellos hombres, se encendió en ira contra David y dijo: ¿Para qué has descendido acá? ¿y a quién has dejado aquellas pocas ovejas en el desierto? Yo conozco tu soberbia y la malicia de tu corazón, que para ver la batalla has venido.
1 Samuel 17:28
La ira de Eliab iba más allá de creer que David había abandonado las ovejas de su padre para ver la batalla. Eliab era el hijo mayor, y estuvo allí cuando Samuel lo rechazó junto con el resto de sus hermanos y ungió a David (1 S. 16:13). Dios había elegido a su hermano menor para ser rey, así que estaba celoso de David.
“Ciertamente la soberbia concebirá contienda” (Pr. 13:10). El amor de Eliab por sí mismo le hizo arremeter contra su hermano menor. Tuvo miedo porque si David tenía razón entonces Eliab era un cobarde. Debía condenar las palabras de David, ¡o lo condenarían a él! Esta es exactamente la razón por la que los religiosos santurrones siempre estaban atacando a Jesús. Su corazón puro, lleno de sabiduría y compasión, los ponía bajo convicción todo el tiempo.
La pureza de corazón hacia Dios causa persecución religiosa. Si le tiras una piedra a una manada de perros, sabrás a cuál de ellos le pegaste porque es el que grita más fuerte. Lo mismo ocurre con la persecución. Aquellos que protestan más fuerte son los que sienten la presión de la convicción del Espíritu Santo cuando escuchan a un creyente hablar la verdad.
Antes de que puedas vencer a los gigantes en tu vida, debes soportar los comentarios críticos de otros, especialmente de tu propia familia. Si David no hubiera superado las críticas de su hermano mayor, nunca habría vencido a Goliat. Si Jesús hubiera transigido para complacer a los judíos religiosos, nunca habría ido a la cruz y derrotado al pecado y a la muerte por nosotros.
Entender que la persecución es en realidad un acto defensivo de una persona bajo convicción te ayudará a mantenerte enfocado para pelear las verdaderas batallas.
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