Reconoce al Verdadero Enemigo

Marcos 8:30-33

“Pero él, volviéndose y mirando a los discípulos, reprendió a Pedro, diciendo: ¡Quítate de delante de mí, Satanás! porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres.”

Marcos 8:33

Jesús no estaba insinuando que Pedro y Satanás fueran la misma persona. Estaba declarando que Satanás había inspirado la declaración de Pedro. Este tipo de metáfora se utilizó en otras partes de las Escrituras, como cuando Dios habló a la serpiente en el Huerto del Edén (Gn. 3:15) como si se dirigiera a Satanás. La serpiente no era más que el vehículo de comunicación que Satanás utilizó para tentar a Adán y Eva, mientras que Pedro era el vehículo que Satanás utilizó para tentar a Jesús.

Jesús reconoció que la reacción de Pedro a su profecía sobre su muerte estaba motivada por su enemigo, Satanás, así que fue directo a la fuente. Nosotros debemos hacer lo mismo. Efesios 6:12 revela que nuestra guerra no es contra las personas, sino contra los poderes espirituales malignos que las inspiran y utilizan. Todo cristiano está en guerra. Hay una lucha perpetua contra Satanás y su reino de la que no hay “salidas” ni “atajos de escape”. Nuestro enemigo anda como león rugiente, buscando a quien devorar (1 P. 5:8), pero los que resisten al diablo lo verán huir (Stg. 4:7).

Algunos creemos que la ira pondrá a los demás en su lugar. Pero “la ira del hombre no obra la justicia de Dios” (Stg 1:20). La ira contra las personas nos hace caer en manos del diablo. La manera de vencer los poderes espirituales que vienen contra nosotros a través de las personas es perdonar y poner la otra mejilla (Mt. 5:39). Esto hace que los demonios huyan aterrorizados. Algunos creen que los escalones más altos del reino del diablo requieren más poder de Dios para reprenderlos o removerlos. Eso no es verdad. No hay poder demoníaco, incluyendo al mismo diablo, que no huya cuando el nombre de Jesús es pronunciado en fe.

No se puede ganar una batalla espiritual con armas carnales. Debes darte cuenta de quién es tu verdadero enemigo y luchar con las armas espirituales que el Señor te ha dado. Hoy cuando encuentres a alguien que está siendo usado por el enemigo, ora por él o ella y reprende al enemigo en el nombre de Jesús.

¡Qué nombre tan maravilloso!

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