Gemir en el Espíritu
Juan 11:33
Jesús entonces, al verla llorando, y a los judíos que la acompañaban, también llorando, se estremeció en espíritu y se conmovió.
Juan 11:33
La palabra griega traducida como “estremecer”, la versión King James en inglés la traduce como “gemir”, expresa que Jesús estaba profundamente conmovido, pero no necesariamente de dolor. Era más bien un gemido de ira contra Satanás, que había causado todo el dolor que veía a Su alrededor. Jesús vino a “destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo” (He. 2:14), y se entristeció al ver el dolor que Su enemigo había infligido a los que amaba.
Este es el tipo de gemido ‘indecible’ que el Espíritu Santo hace por nosotros (Ro. 8:26). No es solo el Espíritu Santo compadeciéndose de nosotros, sino que es el Espíritu Santo luchando por nosotros cuando no sabemos cómo orar. En este caso el Espíritu Santo usó a Jesús para luchar contra la muerte y la duda de los presentes, que mantenía a Lázaro en la tumba. Todos los que tienen al Espíritu Santo han tenido o tendrán esta experiencia. El gemido del Espíritu Santo no es solo dolor, sino ira piadosa y resistencia contra las artimañas de Satanás en nuestras vidas. Muchas veces los cristianos no disciernen esto porque piensan que están simplemente afligidos por su situación, pero el Espíritu Santo los está dirigiendo a interceder con Él en contra de su enemigo. Aunque el gemido del Espíritu Santo dentro de ti no sea ‘pronunciado’, tú puedes elegir reaccionar y responder a él, ya sea con gemidos audibles o movimiento físico de algún tipo, como alguien que se encuentra afligido.
Esto no tiene nada de malo, siempre y cuando no confundas tu reacción propia con el mover y la obra del Espíritu Santo. Romanos 8:26 dice: “El Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles”. El Espíritu Santo no puede hablar por sí mismo; eres tú quien puede darle voz a Sus gemidos silenciosos dentro de ti.
El gemido genuino en el Espíritu es un tesoro precioso, y siempre producirá un buen fruto en tu vida, así que cuando experimentes esto simplemente fluye con el Espíritu Santo. Hoy agradece el regalo de tenerlo como tu Consolador y Maestro en todas las situaciones que enfrentas en tu día a día.
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