La Fe es un Asunto del Corazón

Romanos 10:8-17

Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.

Romanos 10:10

En Vietnam me encontré con algunas personas que decían ser ateas. Me decían que no dudaban de sus creencias. No sentían ninguna convicción de Dios. Estaban seguros de que Dios no existía. Sin embargo, cuando empezaron a volar las balas, esos mismos hombres clamaron a Dios a todo pulmón. Verdaderamente, ¡no hay ateos en las trincheras!

Es sólo un juego mental en el que entran algunas personas que adoptan el concepto de ateísmo o agnosticismo. Nadie cree verdaderamente en su corazón que no existe Dios. La Escritura prueba esto en Romanos 1:18-20. Por lo tanto, al testificar a un ateo profeso, no hay necesidad de discutir la existencia de Dios. Ellos lo saben en su interior. Sólo habla la Palabra como el Espíritu Santo te guíe y Él les dará testimonio de la verdad y los pondrá bajo convicción.

Quizá pienses: “Pero ellos no creen en Dios ni en la Biblia.” Eso no importa. No tienes que creer en una espada para que te mate una. La Palabra es una espada (Ef. 6:17), y funcionará sin importar lo que ellos digan que creen, si la hablas con fe. Ten fe en el Señor para tratar con sus corazones.

Es con el corazón que una persona cree. La fe no es un asunto de la cabeza; la fe es un asunto del corazón. Si nos desviamos de hablar al corazón de una persona, perdemos el poder de convicción del Espíritu Santo. Eso no significa que la fe no tenga sentido. La fe en Dios es la máxima sabiduría. Sin embargo, la fe siempre será un asunto del corazón.

Dios te llamó a ser un testigo, no un juez ni un jurado. Hoy sólo dile a la gente lo que Jesús ha hecho por ti y deja que el Espíritu Santo haga su trabajo, Él los atraerá a Jesús hablando a sus corazones como lo hizo contigo.

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