La importancia de la enseñanza
Mateo 26:55
En aquella hora dijo Jesús a la gente: ¿Como contra un ladrón habéis salido con espadas y con palos para prenderme? Cada día me sentaba con vosotros enseñando en el templo, y no me prendisteis.
Mateo 26:55
En este versículo, Jesús está siendo arrestado por los guardias del Templo, y les recuerda que Él es la misma persona que predicó y enseñó entre ellos durante los últimos tres años. Incluso cuando le tratan como a un ladrón, les dice que recuerden lo que les ha dicho. Los cuatro Evangelios se refieren a Él enseñando 43 veces, predicando 19 veces, y predicando y enseñando 6 veces. Esto indica que Jesús pasó el doble de tiempo enseñando que predicando. Predicar atrajo gente hacia Jesús, pero enseñar formó discípulos. Jesús estaba haciendo discípulos, no solo conversos.
La palabra griega para discípulo significa “un aprendiz”, e indica “aprendizaje por esfuerzo” o lo que llamaríamos “entrenamiento en el trabajo”. Jesús dijo en Juan 8:31: “Si vosotros permanecéis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos”. Cualquiera que continúe leyendo, estudiando, meditando y escuchando la enseñanza de la Palabra de Dios es discípulo de Jesús.
La “religión de la cárcel”, donde una persona solo lamenta haber sido ‘atrapada’ en su pecado o en tragedia y solo busca salir de una mala situación, no producirá un verdadero discipulado. Estas personas dan sus vidas a Jesús, y en el momento en que salen de ‘su cárcel’ vuelven a sus costumbres mundanas. Ellos no son discípulos del Señor hasta que se unan a la iglesia y se sometan a la enseñanza de la Palabra.
Hoy te invito a examinar tu estilo de vida y ver si estás actuando como si tuvieras la “religión de la cárcel” o si eres un verdadero discípulo del Señor. Cada creyente puede inspirarse y emocionarse por un predicador, pero es tu pastor y otros maestros los que traerán la Palabra de Dios a tu vida de tal manera que tu corazón la reciba con alegría y seas transformado. La enseñanza de la Palabra es lo que traerá verdadera estabilidad y gozo a tu vida en Cristo.
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