La justicia correcta

Lucas 16:14-15

Entonces les dijo: Vosotros sois los que os justificáis a vosotros mismos delante de los hombres; mas Dios conoce vuestros corazones; porque lo que los hombres tienen por sublime, delante de Dios es abominación.

Lucas 16:15

La justificación no es algo que pueda ganarse, sino un don que debe recibirse. Tratar de ganarse la salvación es el único pecado que impedirá que una persona se salve. No puedes someterte a la justicia de Dios, que viene como un regalo por medio de la fe, mientras intentas establecer tu propia justicia.

La mayoría de las personas ignoran que hay dos clases de justicia, y solo una de ellas es aceptable para Dios. Está nuestra justicia, que es nuestro cumplimiento de la Ley; y está la justicia de Dios, que es un don recibido por medio de nuestra fe. Nuestra justicia es imperfecta porque nuestra naturaleza caída es incapaz de cumplir la Ley, pero la justicia de Dios es perfecta porque Jesús cumplió toda la Ley.

Dios describe nuestra justicia como ‘trapos de inmundicia’ (Isa. 64:6). Una persona que cree que debe ganarse la aceptación de Dios por sus acciones no cree en la justicia de Dios, que es un regalo. Debemos escoger si rendiremos nuestras vidas en fe a Dios para recibir y caminar en Su justicia o trataremos de cumplir la Ley con nuestras propias fuerzas. La justicia de Dios no es sumar nuestro buen comportamiento a lo que Jesús hizo por nosotros. Es una o la otra: o toda Su justicia o toda la nuestra. No podemos mezclarlas.

Probablemente ya sabes que no puedes alcanzar una relación correcta con un Dios santo solo guardando la Ley. La única manera de ser salvo es confiando humildemente en la persona y obra de Jesucristo. Deja de confiar en tu propia justicia para que puedas disfrutar del beneficio de la justicia de Cristo. No puedes mezclarlas, es imposible, pero cuando pones toda tu fe y confianza en Él, Él te hace  tan justo como Él mismo es, ¡y esa es la justicia correcta!

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