La Medida de Fe

Romanos 12:1-12

“Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está, entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno.”

Romanos 12:3

Si alguien estuviera sirviendo sopa a diferentes personas de una olla grande con un solo cucharón, el cucharón sería la medida, y todos recibirían la misma cantidad de sopa. Igualmente, el Señor no nos da diferentes cantidades de fe, sino que dio a cada creyente “la medida de la fe” (la cursiva es mía).

¿Qué hay de los lugares en la Escritura donde Jesús habla de gran fe (Mt. 8:10) y poca fe (Mt. 8:26)? Él está diciendo que podemos usar y manifestar gran fe o poca fe, pero esto no afecta la cantidad que se nos ha dado. A todos se nos ha dado la medida de la fe.

Pablo dijo que la fe que utilizaba era “la fe del Hijo de Dios” (Ga. 2:20, la cursiva es mía). No dijo “fe en el Hijo de Dios”, sino “la fe del Hijo de Dios”. ¡Se nos ha dado la fe de Jesús! Si todos tenemos la misma medida de fe y la medida de Pablo era la misma que la de Jesús, entonces la nuestra también lo es. No hay escasez de fe. ¡Solo hay escasez de personas que usan la fe que Dios les dio!

Hay muchas cosas que puedes hacer para liberar la fe dada por Dios en ti, pero antes de que puedas hacer cualquiera de ellas debes creer que la fe está ahí, que es su fe, y que su fe puede cambiar y vencer cualquier circunstancia. En lugar de reconocer tus carencias y defectos hoy, reconoce la fe de Jesús que tienes en tu corazón. Este es el primer paso para hacer tu fe efectiva (Flm. 1:6) y manifestar una gran fe en tu vida.

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