La prueba produce esperanza

Romanos 5:3-5

Y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza.

Romanos 5:4

Hubo un tiempo en mi vida en el que creía que Dios podía suplir milagrosamente mis necesidades porque así lo prometía Su Palabra (Fil. 4:19), aunque hasta ese momento no había experimentado tal provisión. Sin embargo, llegó el día en que mi fe produjo resultados tangibles. Experimenté lo que creía.

Esta ‘prueba’, o experiencia, produjo algo en mí. No puedo decir que me hizo creer porque ya estaba creyendo. Si no hubiera creído, no habría recibido (Santiago 1:5- 7). Sin embargo, fortaleció mi fe al darme una nueva esperanza. Antes, mi esperanza era que podía suceder. Después, mi esperanza se convirtió en que sucedería una y otra vez. Después de ver Su provisión muchas veces, vivo confiado en la esperanza de que Dios siempre proveerá. Experimentar la provisión de Dios ha generado una nueva esperanza en mi corazón.

En el corazón de alguien que ha experimentado constantemente la fidelidad de Dios, habita una fuerza y una profundidad de esperanza que un novato no puede entender ni apreciar. Una persona que ya ha construido una casa tiene una confianza y seguridad que un constructor primerizo no puede entender. Puede que sea capaz de duplicar el rendimiento del constructor veterano o incluso superarlo, pero la experiencia da al veterano una ventaja definitiva.

No hay atajos para la experiencia, pero como dice el viejo refrán: “Hoy es el primer día del resto de tu vida”. Pon a prueba hoy mismo la Palabra de Dios y empieza a disfrutar de los maravillosos beneficios de una mayor esperanza.

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