Permite que la paz de Dios te dirija

Lucas 24:36

Mientras ellos aún hablaban de estas cosas, Jesús se puso en medio de ellos, y les dijo: Paz a vosotros.

Lucas 24:36

No es casualidad que lo primero que Jesús dijo a Sus discípulos fue: “Paz a vosotros”. Su resurrección era la forma en que todos ellos encontrarían la paz completa y eterna con Dios. Pero Su paz no era solo un asunto del cielo o del infierno; era un asunto de todos los días. Así como cada deporte tiene oficiales, o árbitros, para resolver cualquier disputa, la paz de Dios es ahora nuestro árbitro que resuelve todos los conflictos que puedan surgir con respecto a Su voluntad para nuestras vidas. Debemos aprender a escuchar y prestar atención a la paz de Dios en nuestros corazones. La paz de Dios es algo que cada creyente nacido de nuevo tiene, es un fruto del Espíritu. Esa paz siempre está tomando decisiones, pero no siempre prestamos atención. ¿Cuántas veces hemos actuado en contra de la paz en nuestros corazones y luego experimentamos un desastre? Luego decimos: “Nunca me sentí bien al respecto”. Esa era la paz de Dios tratando de decirnos que no fuéramos por ese camino, pero elegimos confiar en nuestros propios deseos y razonamiento.

Hay algunas cosas que puedes hacer para facilitar que la paz de Dios actúe como un árbitro en tu corazón. En primer lugar, considera todas las opciones. No dejes que el miedo descarte las posibilidades de Dios. Después, usa tu imaginación para explorar lo que sucederá con cada elección; podrás discernir una mayor paz mientras consideras la opción que el Señor quiere que tomes. Al igual que un árbitro tiene que tomar una decisión, ten la valentía de seguir la dirección que te dé más paz. El timón de un barco no funcionará hasta que el barco esté en movimiento. El barco no tiene que ir a toda máquina para que el timón funcione, pero tiene que estar en movimiento. Del mismo modo, tenemos que actuar antes de que la paz de Dios nos dé la dirección correcta. Incluso si cometes un error, lo habrás hecho con fe, tratando de seguir la paz de Dios en tu corazón. El Señor puede bendecir una decisión equivocada tomada con fe desde un corazón puro, pero no puede bendecir la indecisión y la falta de fe (Ro. 14:23). Hoy te invito a que actúes con fe y en paz; y si tomas un camino equivocado, lo sabrás y el Espíritu Santo te hará volver al buen camino.

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