Poder de lo alto
Lucas 24:49
He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto.
Lucas 24:49
En Lucas 3:16, Juan el Bautista declaró que Jesús bautizaría a la gente en el Espíritu Santo y fuego. Luego, después de Su resurrección y justo antes de ascender al cielo, Jesús ordenó a todos Sus seguidores que permanecieran en Jerusalén y no fueran a ninguna parte ni hicieran nada hasta que Él enviara sobre ellos “la promesa de mi Padre”. En ese momento serían “investidos de poder desde lo alto”. En el Día de Pentecostés Jesús bautizó en el Espíritu Santo a los 120 en el Aposento Alto y todos ellos hablaron en lenguas, pero esta bendición no fue solo para estos pocos individuos. Pedro dijo en Hechos 2:39, “Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare". Este mismo poder está disponible para todos los creyentes hoy en día.
El hablar en lenguas es un don único en la Era de la Iglesia. Esto es porque cuando una persona habla en lenguas, su espíritu nacido de nuevo está hablando (1 Co. 14:14) y no su mente. La primera carta a los Corintios 13:1 denota dos clases de ‘hablar en lenguas’: “las lenguas de los hombres y de los ángeles”. Las lenguas de los hombres son lenguas conocidas que la gente habla. Las lenguas de los ángeles, o lenguas celestiales, son las lenguas que todos los creyentes llenos del Espíritu pueden hablar y son de las que Pablo habló en 1 Corintios 12-14. Él dijo que cuando una lengua es dada a un creyente, el creyente debe hablarla; y cuando una lengua es dada públicamente en un servicio, debe ser interpretada (los dones de lenguas y la interpretación de lenguas). Pero también hay un lenguaje personal de oración que cada creyente disfruta, en el cual se comunican de espíritu a Espíritu.
Ser “investido de poder desde lo alto” no es solo hablar en lenguas. En Hechos 1:8 Jesús dijo que esto era para dar poder a Sus discípulos para ser Sus testigos. Hoy tú puedes edificar tu fe orando en el Espíritu ( Judas 20) y ser el testigo poderoso que Dios diseñó que fueras. De eso se trata el orar en lenguas y el bautismo del Espíritu Santo.
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