¿Qué tan grande eres?

1 Samuel 17:1-11

Salió entonces del campamento de los filisteos un paladín, el cual se llamaba Goliat, de Gat, y tenía de altura seis codos y un palmo.

1 Samuel 17:4

Cuando era adolescente fui a un combate de boxeo de los Guantes de Oro, y había miles de personas. Vi de lejos a un hombre calvo cerca del cuadrilátero que parecía haber estado de pie durante todo el combate; entonces se levantó. Aquel hombre era un gigante. Averigüé que se llamaba el ‘Gigante Rey del Maíz’, y medía casi tres metros. Corrí a ver si podía ponerme a su lado. Mis ojos estaban a la altura de la hebilla de su cinturón. Fue toda una experiencia.

Goliat era más o menos de ese tamaño y el doble de alto que David. David probablemente no pesaba más que la cota de malla que llevaba Goliat, pero era más grande por dentro que Goliat por fuera. Con demasiada frecuencia evaluamos las cosas solo en términos físicos. Físicamente, Goliat era un gigante; pero en la confianza en Dios era un enano. David era un gigante en la fe, y eso fue lo que ganó la batalla. Cualquiera que sea fuerte en creerle a Dios es un gigante en el reino espiritual y tiene el poder de hacer grandes hazañas.

Nosotros sobreestimamos y prestamos demasiada atención a los problemas que nos confrontan porque olvidamos quienes somos en Jesucristo. David fue el rey ungido de Dios, pero Jesús es el Rey porque Él mató al gigante más grande que la humanidad ha enfrentado: el pecado. Todo nacido de Dios es un gigante espiritual con poder y autoridad mucho mayor que cualquier cosa que encontremos del enemigo, del mundo, o de nuestra carne.

Pídele a Dios que abra tus ojos para que puedas ver quién eres en el espíritu. Descubrirás que eres un gigante que ha sido intimidado por enanos. La verdad es que eres tan ungido y poderoso como David; y aún más hoy en día, porque tienes al Espíritu Santo viviendo dentro de ti.

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