Tu vida le pertenece a Dios
Mateo 22:20-22
Entonces les dijo: ¿De quién es esta imagen, y la inscripción? Le dijeron: De César. Y les dijo: Dad, pues, a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios.
Mateo 22:20-21
La imagen del denario, la única moneda pequeña de plata aceptable para el pago de impuestos imperiales era probablemente la de Tiberio César (reinó entre 14 y 37 d.C.). La inscripción de una cara de la moneda decía: “Tiberio César Augusto, Hijo del Divino Augusto”, y la del reverso decía: “Sumo Sacerdote”. Esta inscripción era una reivindicación de la divinidad y, como emperador, el derecho a ser adorado.
Los judíos religiosos habían intentado muchas veces atrapar a Jesús en cuestiones de la Ley y siempre habían fracasado. Ahora le preguntaron si debía pagar impuestos, con la esperanza de que Su respuesta les diera la oportunidad de entregarlo a Pilato para que lo enjuiciara. Pensaban que cualquier respuesta que diera sería errónea. Si aprobaba los impuestos romanos, perdería popularidad entre las masas. Si hablaba en contra de los impuestos romanos, entonces los judíos lo entregarían al gobierno romano y Pilato dispondría de él. Parecía que por fin tenían a Jesús atrapado.
Jesús, sin embargo, respondió con una sabiduría tan simple que estos fariseos y herodianos cayeron en su propia trampa y quedaron como tontos. Jesús dijo: “Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios” (Mr. 12:17). Nosotros estamos hechos a imagen de Dios, por lo que debemos dar a Dios lo que es de Dios (nuestras vidas) y al César lo que es del César (su dinero y otros beneficios de su gobierno).
La gente hoy en día tiende a refunfuñar mucho por pagar impuestos y facturas, pero incluso Jesús vio la necesidad de estas cosas. Cuando sabes que Dios es tu fuente y provisión, y que tu vida le pertenece; entonces quieres dar y bendecir a otros como Él lo hace. La próxima vez que pagues tus impuestos y facturas, honra a Dios y hazlo con alegría, sabiendo que estás contribuyendo a la vida de los demás.
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