¿Cómo reaccionar ante una crisis?

Cuando estés enfrentando alguna crisis en tu vida, recuerda lo que Jesús les dijo a Sus discípulos la noche anterior a Su crucifixión: “No se turbe vuestro corazón” (Juan 14:1). 

Intenta imaginar cómo se sintieron los discípulos de Jesús, cuando vieron como fue arrestado, golpeado y crucificado. Todas sus esperanzas y sueños estaban puestos en Él; ahora estaba muerto y parecía que sus perseguidores habían triunfado. 

Toda la confusión, las heridas y el dolor que la situación causó era algo insoportable para ellos, y seguramente pensaban: Hemos hecho tantos sacrificios, dejando nuestras familias, negocios, arriesgando todo nuestro futuro creyendo que Jesús era el Mesías. ¿Todo fue en vano? ¿Cuánto tardarán en buscarnos y venir por nosotros? Esto es estar bajo mucho estrés y presión. 

Creo que los discípulos estaban enfrentando una crisis que ninguno de nosotros hubiera podido soportar, y aun así ¿qué fue lo que Jesús les dijo?: “No se turbe vuestro corazón”. Esta declaración es el primer paso para responder a una crisis en nuestra vida. Cuando una crisis llegue a tu vida y así será, lo primero que debes de hacer es: “No dejar que se turbe tu corazón”. 

Personalmente creo que la primera reacción de una persona ante cualquier crisis determinará si la superan o no. La mayoría de las personas permiten que sus emociones y sentimientos los dominen, provocando que esto levante muros y fortalezas de incredulidad en sus corazones. Luego, después de que estos muros se han establecido en sus corazones, regresan a Dios rogando por ayuda. No se dan cuenta de que es mucho más fácil impedir que la incredulidad de una crisis entre en sus corazones, que dejarla entrar y querer sacarla después. 

¿Conocen el testimonio de Alan y Debbie Moore? Seguramente varios de ustedes ya lo leyeron. Debbie encontró a Alan desmayado en el piso. En ese momento, llamó a la ambulancia, pero se negó a entrar en pánico. Ella pudo controlar sus emociones y sentimientos aun cuando el diagnóstico de los doctores fue que Alan había sufrido de un derrame cerebral. Debbie decidió mantenerse en fe por la sanidad de su esposo. Ella estaba tan tranquila que incluso el neurólogo que estaba atendiendo a su esposo se ofendió porque parecía que no estaba tomando la situación en serio.  

“Un tercio de su cerebro esta dañado de forma permanente”, le dijeron los doctores. “Todo el lado izquierdo de su cuerpo está paralizado, nunca va a poder comer o hablar otra vez, y va a necesitar ser alimentado por un tubo directo a su estómago, de por vida”. Justo nueve días después, Alan salió caminando del hospital y regresó a trabajar de manera normal. Una segunda tomografía mostró el daño “permanente” en el cerebro de Alan, pero aun así él sigue viviendo de manera normal. Es un milagro andando, yo creo que él está vivo y sano porque Debbie entendió el primer paso para responder ante una crisis: no es reaccionar con miedo y entregarse al pánico, sino que es “no dejar que se turbe tu corazón”. 

Vivimos en un mundo caído y las tribulaciones van a llegar a nuestra vida. No podemos evitarlas, pero si estás preparado, puedes evitar que estas se infiltren en tu corazón. No importa si estás divorciado, pasando una situación económica difícil, o enfrentando algún tipo de cáncer; Dios puede cambiar tu situación si confías en él y no te dejas llevar por el pánico. 

Tú puedes controlar tus emociones y sentimientos. Aunque no puedes controlar las decisiones de otros, tú puedes controlar tus reacciones a las acciones de otros y las circunstancias externas; puedes decidir estar en depresión o no, sentirte animado o desanimado. Jesús no hubiera dicho: “no dejes que se turbe tu corazón” si no fuera posible hacerlo, sería injusto que hubiera dicho estas palabras si no tuviéramos la capacidad de hacerlo. El hecho de que Él lo haya dicho significa que sí tenemos la capacidad y el poder para hacerlo. 

En 1 Samuel 30:6, leemos acerca de la decisión que tomo David de fortalecerse en el Señor en medio de una tremenda crisis: 

“Y David se angustió mucho, porque el pueblo hablaba de apedrearlo, pues todo el pueblo estaba en amargura de alma, cada uno por sus hijos y por sus hijas; más David se fortaleció en Jehová su Dios”. 

David mandó a traer el ‘efod’, que en el Antiguo Testamento representaba a la Palabra de Dios. Él consultó a Dios, se fortaleció en Él y se animó. Si David no hubiera hecho esto, creo que sus propios hombres lo hubieran apedreado. Pero como se fortaleció en el Señor, su visión se cumplió y en menos de cuarenta y ocho horas, David se convirtió en rey. Lo que el diablo había planeado para mal, Dios lo cambió para bien. 

Por lo regular, en todas mis reuniones las personas se acercan a mí para que ore por ellas. Muchas de ellas creen que sus problemas son únicos y comúnmente comienzan a describirme lo mala que es su situación.  Ellos buscan mi empatía, pero no se las doy; y no lo hago porque no tenga compasión de ellos, de hecho, tengo la suficiente compasión por ellos para decirles: “Supéralo y créele a Dios”. 

Permítanme decirles que no están aprovechando la vida eterna que Cristo les regaló. Muchos cristianos creen que, por ser humanos, deben de responder en miedo ante cualquier crisis. La verdad es que no eres solamente humano, tienes al Espíritu Santo viviendo dentro de ti; por lo tanto, puedes evitar que tu corazón se turbe. 

Cuando te apoyas en tu fe y haces lo que debes de hacer, Dios te fortalece sobrenaturalmente. Pedro no hubiera podido caminar sobre el agua por sí solo, pero sí tuvo que salirse del bote por su cuenta. En el momento que dio el primer paso en el agua, el poder sobrenatural de Dios lo habilitó para caminar sobre el agua. 

Algo muy importante a considerar es tener tus circunstancias en la perspectiva correcta. Cuando visité China, tuve la oportunidad de conocer a varias personas de la iglesia perseguida, ellos han sido golpeados y torturados por su fe. Conocí a un hombre en particular que fue encarcelado por diez años, durante su encarcelamiento le hicieron cosas terribles, y aún después de esto mantuvo su fe en Cristo.  

Cuando este hombre salió de la cárcel, hace veinte años, comenzó a levantar más de 200,000 pequeñas ‘casas-iglesia’. Más de diez millones de personas han sido alcanzadas con el evangelio debido a su compromiso. Por razones de seguridad, la mayoría de las personas en sus iglesias no saben quién es él. No es un hombre de mucho dinero, y el mundo nunca se va a enterar de su sacrificio; inclusive no puedo decirte su nombre porque el gobierno lo está buscando.  

Cuando hablas con personas como él, los problemas a los que nos enfrentamos aquí en occidente se vuelven insignificantes. 

Hay un diablo merodeando como león rugiente, buscando a quien devorar (1 Ped. 5:8). Si nunca has enfrentado oposición de su parte, probablemente sea porque vas en la misma dirección que él. Pero cuando te des la vuelta y empieces a ir contracorriente, siguiendo el plan de Dios para tu vida, vas a encontrar oposición y necesitarás saber cómo reaccionar ante una crisis.  

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