Matando Vacas Sagradas 

¡La Palabra de Dios es asombrosa! Tiene todo el poder que podamos necesitar para cada situación en nuestras vidas (He. 4:12). Todo lo que tenemos que hacer es mezclarla con fe y, ¡gloria a Dios, los milagros suceden! (He. 4:2) 

 

Podrías pensar: “No es así de fácil. Yo creo la Palabra y estoy haciendo todo lo que sé hacer, y aun así las cosas no han funcionado”. Yo también he experimentado eso, de manera personal y también con muchas personas a las que he ministrado. Entonces, ¿cuál es el problema? En realidad, existen varios problemas, pero creo que la mayoría de ellos se pueden resumir en lo que Jesús dijo en Marcos 7:13:  

 

“Invalidando la palabra de Dios con vuestra tradición". 

 

¡Que afirmación tan sorprendente! La enseñanza errónea, específicamente las doctrinas religiosas, invalidan la Palabra de Dios. Las revelaciones más significativas que he recibido del Señor tienen que ver con renovar mi mente de la antigua manera de pensar que aprendí en la iglesia. Al liberarme de las tradiciones, la simplicidad de la Palabra de Dios me liberó. 

 

En un reciente seminario de La Verdad del Evangelio, el Señor me guió a contrarrestar una serie de tradiciones que anulan la Palabra de Dios. Eran temas de gran peso que estaban fuertemente arraigados en la tradición, incluso para muchos creyentes del Evangelio completo. Traté de ser lo más gentil posible, pero no hay una manera gentil de matar una vaca sagrada. 

  

Hay una historia de un hombre que vio una vaca con una pata de palo durante un viaje en carretera. Estaba tan conmocionado que paró el coche y preguntó al granjero por la vaca. El granjero le dijo que era una vaca muy especial. Le contó historias de cómo la vaca le había salvado la vida a él y a sus hijos más de una vez. El hombre quedó impresionado, pero eso no explicaba por qué la vaca tenía una pata de palo. Finalmente, el granjero gritó: "¡No puedes comerte una vaca tan especial de una sola vez!". 

  

A diferencia de la vaca de este granjero, las vacas sagradas no pueden eliminarse gradualmente. Necesitas matarlas y enfrentarte a las consecuencias. Así que eso es lo que hice. Fue poderoso. Hablé de muchas cosas en el seminario, pero sólo tengo espacio para mencionar algunas en este artículo. 

  

Creo que una de las peores doctrinas en el cuerpo de Cristo hoy en día es la creencia de que Dios lo controla todo o, como dice el lingo religioso: "Dios es soberano". Generalmente se presenta de dos maneras: Uno, Dios origina todo, o dos, Satanás origina las cosas malas, pero tiene que obtener la aprobación de Dios antes de poder hacer el "trabajo sucio." 

  

Esta doctrina parece ser dominante en el cuerpo de Cristo hoy en día. Está tan arraigada que muchas personas simplemente descartan lo que tengo que decir al respecto antes de escucharme. Para ellos, esta enseñanza se ha convertido en una vaca sagrada; pero esta vaca vieja necesita morir. Necesitas matar esta vaca sagrada, o matará el poder de la Palabra de Dios en tu vida. 

  

A primera vista, tiene mucho sentido que Dios controle todo. Después de todo, Él es Dios. Él es todopoderoso. Puede hacer lo que quiera. Él es soberano. 

  

Estoy de acuerdo en que Dios es soberano, si la palabra ‘soberano’ se usa tal y como la define el diccionario. El American Heritage Dictionary define "soberano" como "1. Independiente. 2. Que tiene rango o poder supremo. 3. Primordial; supremo". ‘Soberano’ viene de una palabra latina que significa "superior, por encima". Estoy de acuerdo con todas esas definiciones. Dios es todo eso y más. 

  

Pero la tradición religiosa ha redefinido "soberano" para significar que Dios tiene y ejerce un "control absoluto" sobre cada situación sucediendo en la tierra. ¡Estoy totalmente en desacuerdo con eso! 

  

En un tiempo, Dios tenía el control absoluto de todo, pero entonces hizo al hombre y le dio poder y autoridad sin restricciones sobre la tierra. El hombre voluntariamente le dio ese poder y autoridad a Satanás. Y Satanás ha estado estropeando las cosas desde entonces (con nuestra ayuda, debo añadir). 

  

Podrías decir: "Dios podría detener a Satanás si quisiera. Por lo tanto, el diablo sólo hace lo que Dios le permite". Eso no es verdad. Esa es una tradición religiosa que te hará pasivo y te convertirá en presa del diablo. 

  

Cuando Dios le dio autoridad incondicional sobre la tierra a Adán, le dio su Palabra (Sal. 89:34). No había condiciones, ataduras, ni letras chiquitas. No le dijo: "Si lo echas a perder, recuperaré mi poder y autoridad". ¡No! Dios tuvo que permitir lo que el hombre permitió. El Señor le había dado al hombre el control total sobre la tierra. Era suya para gobernarla como mejor le pareciera. Pero Adán cedió el poder y la autoridad, que Dios había destinado para el hombre, a Satanás. 

  

Dios es un Dios bueno. Si sólo dependiera de Él, todos seríamos bendecidos (Stg. 1:17). Esta verdad es evidente en la vida de Job. Dios bendijo a Job abundantemente. Era el hombre más rico e íntegro de todos los de su época. Pero Job no tenía un pacto con Dios. El Señor realmente no tenía el derecho legal de ser tan bueno con Job. Job era un pecador y por lo tanto estaba bajo el control de Satanás. Así que Satanás reclamó su caso, y el Señor tuvo que entregar a Job a Satanás porque legalmente estaba bajo la jurisdicción de Satanás. 

 

Por eso el Señor empezó a hacer pactos con gente como Abraham y, con el tiempo, con toda la nación de Israel. Si cumplían, el Señor podía bendecirlos legalmente. Esto funcionó, hasta cierto punto. El problema era que nadie podía vivir de acuerdo a las normas de Dios por mucho tiempo. Así que, en lugar de la bendición que Él deseaba dar, la maldición cayó sobre ellos porque "todos pecaron" (Ro. 3:23). 

  

La gente ha visto muchos ejemplos bíblicos del juicio de Dios sobre el hombre en el Antiguo Testamento y ha deducido de ello que el juicio es la manera que tiene Dios de corregirnos. Bajo el Nuevo Pacto, ese ya no es el caso, y un número de escrituras matarán esa vaca sagrada. 

  

Deuteronomio capítulo 28 enumera las bendiciones y maldiciones que vendrían sobre los israelitas dependiendo de su obediencia o desobediencia a los mandamientos de Dios. Observa las cosas enumeradas en los versículos 15-68: enfermedad, pobreza, aflicción y cualquier otro problema imaginable. Son maldiciones, y no bendiciones, como muchas personas religiosas tratan de hacerlas parecer hoy en día. 

  

La gente dirá: "Este cáncer fue realmente una ‘bendición disfrazada’ porque me hizo acudir al Señor en busca de ayuda". ¡No! No es una bendición; es una maldición. Dios no les envió ese cáncer ni lo permitió. El hecho de que acudieran al Señor es bueno, pero no deberían culpar a Dios por causar el problema. 

  

Dios nunca usa el mal para corregirnos o atraernos hacia Él. Romanos 2:4 dice que es la bondad de Dios la que nos lleva al arrepentimiento. 2a de Timoteo 3:16 dice que la Palabra de Dios, y no los problemas, es dada para corregirnos y reprendernos. Las aflicciones son lo que Satanás usa para robar la Palabra de Dios de nuestro corazón (Mr. 4:16-17). 

  

"¿Pero no obran todas las cosas para bien?". No. Eso no es lo que dice la Palabra de Dios. Esa es otra vaca sagrada. Observa la declaración real de Pablo en Romanos 8:28: 

  

"Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados". 

  

Tomado en su contexto, ese versículo dice algo totalmente diferente de lo que la religión nos ha enseñado. Los dos versículos anteriores dicen: 

  

"Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos” (Ro. 8:26-27). 

  

En primer lugar, la palabra griega para "ayuda" es una palabra compuesta que significa "afianzarse juntos, es decir, cooperar" (Concordancia de Strong). El Espíritu Santo no intercede por nosotros automáticamente, debemos participar; y cuando lo hacemos, Él da energía, vigor y poder a nuestras oraciones. Cuando Él se apodera de nosotros, las cosas comienzan a obrar para bien. 

  

En segundo lugar, en el versículo 28, hay requisitos que la mayoría de la gente ignora. La primera es amar a Dios. ¿Sabías que no todos aman a Dios? Ni siquiera todos los que han nacido de nuevo aman verdaderamente a Dios. Para aquellos que no lo hacen, no todas las cosas les ayudan a bien. 

  

La siguiente parte dice que debes ser llamado de acuerdo a su propósito. ¿Cuál es su propósito? 1a de Juan 3:8 dice que el propósito de la venida de Jesús era destruir las obras del diablo. Entonces, si estás viviendo de acuerdo al propósito de Jesús, deberías vivir dedicado a destruir las obras del diablo. 

  

Por lo tanto, este pasaje de la Escritura se aplica a las personas que no son pasivas, sino que permiten que el Espíritu Santo los energice sobrenaturalmente, y lleve la intercesión a un nivel fuera de las limitaciones humanas. Eso elimina a la mayoría de las personas. Añade la expectativa de amar a Dios, junto con resistir y destruir las obras del diablo; así puedes ver cómo esta escritura ha sido mal entendida y mal usada. 

  

Dios no es el que hace de nuestras vidas un desastre. Nosotros podemos elegir. 

 

Deuteronomio 30:19 dice:  

"A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia”

  

Decir que no tenemos elección es otra forma de decir que no estamos dispuestos a asumir la responsabilidad personal de nuestras situaciones. Cuando creemos que no somos responsables, eso invalida la Palabra de Dios. La Palabra nos dice que hagamos una elección entre la vida y la muerte, así que sí tenemos elección. Dios incluso nos ayudó diciéndonos cuál elegir: Dijo que eligiéramos la vida. 

  

El engaño más astuto de Satanás, principalmente por medio de la iglesia, es hacer que la gente acepte su obra maligna como si fuera la obra de Dios. En mi opinión, esta es la peor doctrina en el cuerpo de Cristo. Si realmente crees que Dios lo controla todo, ¿cuál es tu motivación para hacer cualquier cosa? ¿Por qué orar? ¿Para qué estudiar la Palabra? ¿Por qué resistir? Mejor, simplemente come, bebe y sé feliz porque mañana morirás, y lo que Dios quiera que suceda, sucederá. 

  

Sin embargo, Santiago 4:7 dice: 

  

"Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros". 

  

Observa que hay cosas de Dios a las que nos sometemos y cosas del diablo a las que nos resistimos. Dios no controla todo. 

  

La religión ha intentado justificar la mentalidad de víctima porque es la manera más fácil de explicar el fracaso. La iglesia no ha sido efectiva en ayudar a la gente a vencer cosas como la enfermedad y los problemas financieros, así que comienzan a creer en estas doctrinas de “vaca sagrada”, y se apropian del discurso de que ‘Dios está permitiendo esto por una razón’. 

  

Dios no está permitiendo las cosas malas en tu vida. El mismo poder que levantó a Cristo de entre los muertos vive en el interior de cada creyente, y Él está esperando que resistas al diablo y te apropies de lo que Él ya proveyó por medio de Jesús. 

 

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