¿Jesús Es Suficiente? 

¿Tú crees que Dios enviaría a su único Hijo para cargar con nuestro pecado, convirtiéndose en el pecado mismo, y luego lo juzgaría sin misericordia por ese pecado, si su sacrificio no fuera suficiente? ¡No! Sin embargo, muchos cristianos actúan como si no fuera suficiente y continúan creyendo que Dios retiene la bendición a causa de sus pecados individuales. Es tiempo de aprender la verdad. 

 

A lo largo de los años he ministrado a miles de personas que simplemente no permiten que la Biblia se interponga en su teología. Las tradiciones religiosas y las enseñanzas ampliamente aceptadas se han convertido en la base de sus creencias, en lugar de la Biblia. Los resultados son obvios: su relación con Cristo les está beneficiando muy poco; o dicho de otra manera, les beneficia menos de lo que Dios pretendía. 

 

Estoy hablando sobre las mismas personas que ya han aceptado a Jesús como su Salvador. Sin embargo, no pueden ser sanados, están infelices, deprimidos, llenos de miedo y de incredulidad. ¡Esto no debería ser así! Mientras lees este artículo, te animo a que permitas que la Biblia, la Palabra de Dios, te haga reconsiderar tu teología. 

 

Déjame comenzar por hacer esta afirmación radical. Si eres consciente de tu pecado, entonces no entiendes la gracia de tu salvación a través de Jesús. Suena radical, pero es verdad. Eso es totalmente diferente a la manera en que la mayoría de la gente piensa. No digo esto para ofender a nadie, porque lo entiendo; yo también lucho con lo mismo. 

 

Es diferente a lo que la mayoría de nosotros hemos aprendido. Pero es lo que la Palabra de Dios declara. Dios no está imputándonos nuestro pecado; eso significa que él no está tomando en cuenta nuestro pecado. 

 

2 Corintios 5:19 dice: 

“Que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación” (énfasis mío). 

 

La conciencia de pecado ha sido grabada en nosotros. La gracia no es el camino del mundo. Tu jefe no te contrata por gracia y promete pagarte sin importar lo que hagas; tiene expectativas de tu desempeño. En el matrimonio, los cónyuges no siempre se aman incondicionalmente. Incluso en las familias cristianas, los hijos son recompensados o castigados en función de su comportamiento. 

 

En esta tierra casi todo está basado en el comportamiento, y esto nos obliga a enfocarnos en nuestras debilidades. Esa mentalidad de medirse según el desempeño se traslada luego a la religión donde somos enseñados a enfocarnos en nuestro pecado. Sin embargo, cuando se trata de Dios, es todo lo contrario. De hecho, el pecado ni siquiera es un problema para Dios. ¿Por qué? Porque nuestro pecado no está siendo imputado, no está siendo cargado a nuestra cuenta. Está siendo cargado a la cuenta de Jesús, y Él ya pagó la cuenta. 

 

Conozco muchas iglesias que me echarían por decir esto, pero es lo que la Biblia enseña. Es tiempo de dejar que la Biblia se interponga en el camino de nuestra teología equivocada. El libro de Hebreos es uno de mis favoritos. Desearía tener espacio para poner todo el libro en contexto porque tiene mucho que decir sobre cómo Dios trató con el pecado. 

 

Hebreos 9:11-12 dice: 

“Pero estando ya presente Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación, y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención” (énfasis mío). 

 

Si las palabras significan algo, piensa en estas palabras: ¡Jesús entró una vez! ¿Sabes lo que significa "una vez" en griego? Significa ‘una vez’. Significa que Él no lo hace una y otra vez. Cada vez que pecas, el Señor no espera hasta que te arrepientas para lavar ese pecado con la sangre de Jesús. 

  

La mayoría de los cristianos creen que cuando naces de nuevo, tus pecados son perdonados hasta ese punto de tu vida. Entonces, cada vez que pecas después de convertirte en cristiano, tienes que correr al Señor con ese pecado para confesarlo y arrepentirte; de otra manera, podrías perderte. Y si no estás perdido y camino al infierno; entonces por lo menos, Dios no puede tener comunión contigo, y ciertamente no contestará tus oraciones. 

  

Si eso fuera verdad, entonces todos estaríamos camino al infierno. No hay una persona en esta tierra que no tenga un pecado, consciente o inconsciente, no confesado. Incluso si el pecado sólo significa la pérdida de la relación con Dios y oraciones sin respuesta, entonces Dios no tendría una sola persona calificada para recibir una respuesta de oración o simplemente mantener una comunión con Él. Mi pregunta es: ¿Jesús fue suficiente o no? 

  

Este es un tema enorme. Es la razón por la cual muchos creen que Dios no los está sanando o prosperando. Por un lado, ellos dicen que Dios los ama y sacrificó a su Hijo, Jesús, para su salvación; pero luego, se contradicen diciendo que Él todavía los está juzgando por el pecado. ¡Eso es incompatible! 

  

Hebreos 9:13-15 continúa diciendo: 

  

"Porque si la sangre de los toros y de los machos cabríos, y las cenizas de la becerra rociadas a los inmundos, santifican para la purificación de la carne, ¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo? Así que, por eso es mediador de un nuevo pacto, para que interviniendo muerte para la remisión de las transgresiones que había bajo el primer pacto, los llamados reciban la promesa de la herencia eterna" (el énfasis es mío). 

  

No es Dios quien nos condena cuando pecamos; es nuestra propia conciencia. No hemos limpiado nuestras conciencias con la verdad de lo que Jesús ha hecho con el pecado. Satanás lo sabe y lo usa para condenarnos y destruir nuestra fe y confianza en Dios, recordándonos que no merecemos la bendición de Dios. 

  

Gracias a Dios, Él no te está dando lo que mereces; Él te está dando lo que Jesús merece. Jesús pagó por el pecado una sola vez y para siempre. Él pago por cada uno de tus pecados pasados, los presentes, incluso los pecados que cometerás en el futuro. “¿Cómo puede ser eso?” te preguntarás. No lo sé exactamente, pero déjame decirte esto, Jesús sólo murió una vez por nuestros pecados hace más de dos mil años, así que necesitas creer que Él puede perdonar tus pecados antes de que los cometas. 

  

Hebreos 9:25-28 dice: 

  

"Y no para ofrecerse muchas veces, como entra el sumo sacerdote en el Lugar Santísimo cada año con sangre ajena. De otra manera le hubiera sido necesario padecer muchas veces desde el principio del mundo; pero ahora, en la consumación de los siglos, se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el pecado. Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio, así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan" (el subrayado es mío). 

  

Dios conoce el fin desde el principio y conocía todos los pecados del mundo entero. Jesús pagó por todos los que fueron cometidos antes de su sacrificio y por todos los que aún no habían sido cometidos. Él hizo el pago una sola vez y nunca se volverá a hacer. ¡El precio por el pecado, todo el pecado, ya fue pagado! 

  

Hemos recibido una herencia eterna (He. 9:15) que no puede ser arrebatada. Tu herencia no es temporal; es eterna. No eres desheredado y no pierdes los beneficios de ser parte de la familia a causa del pecado. 

  

Para entender esto, tienes que verte como Dios te ve. En tu espíritu nacido de nuevo, eres tan limpio, santo y puro como lo es Jesús. La religión te hace enfocarte en tu carne, en el reino del alma, donde están los pensamientos, actitudes y sentimientos. Pero eso no es lo que Dios está observando. Él presta atención a tu espíritu, la parte de ti que se ha convertido en una nueva creación. 

  

2 Corintios 5:17 dice: 

  

"De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas". 

  

Y en Juan 4:24 leemos: 

  

"Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren". 

  

¿Qué parte de ti es nueva? No es la carne ni el alma; es tu espíritu nacido de nuevo. Cuando vas a Dios en oración y dices: "Oh Dios, soy tan impío y tan indigno, por favor perdóname, por favor contesta mi oración," no estás en el espíritu; estás en la carne. Tu espíritu es justo, santo y puro. El pecado no afecta tu espíritu. 

  

¿Estoy diciendo que el pecado está bien? ¡De ninguna manera! Cuando pecas, le das a Satanás una puerta abierta al alma, tu mente y emociones, así como la oportunidad de destruir tu cuerpo físico. Es absurdo darle ese poder sobre tu vida al diablo. 

  

Todavía puedes estar pensando: “Bueno, yo sé que Dios murió una vez por todos los hombres, pero su sacrificio todavía debe ser aplicado cada vez que pecamos”. Permitamos que la Palabra de Dios se interponga de nuevo en esta teología equivocada. 

  

Hebreos 10:10-12, 14 dice: 

  

"En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre. Y ciertamente todo sacerdote está día tras día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados; pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios; Porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados" (énfasis mío). 

  

Este pasaje no está hablando de tu cuerpo físico o de tu alma; está hablando de tu espíritu nacido de nuevo. Tu espíritu es idéntico al Señor Jesucristo. ¡No tiene pecado! Tu alma y tu cuerpo pueden ser contaminados por el pecado, pero tu espíritu no, nunca; está sellado para siempre. 

  

La madurez en la vida cristiana no es tratar de ‘hacer crecer’ tu espíritu; se trata de educar, o renovar, tu mente para tomar posesión de lo que ya tienes en tu espíritu. ¡Tu espíritu ya es perfecto! Ya tienes el fruto del Espíritu: amor, gozo, paz, paciencia y todo lo demás. Tu espíritu siempre está feliz, siempre regocijándose, y siempre saludable. 

  

Dios te ama, aunque te hayas equivocado, aunque no seas perfecto. No te ama por tu comportamiento, sino por el sacrificio de Jesús. Si alguna vez puedes obtener una revelación de lo que estoy enseñando, cambiará la forma en que ves a Dios para siempre. 

  

Acabo de terminar una serie que sé que te ayudará a resolver este asunto de una vez por todas. Esta serie de enseñanzas te dará una confianza en Dios que nunca has experimentado antes. La auto condenación terminará y tu fe te expandirá. Se llama La Guerra Ya Terminó. 

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