Cómo Fluir en los Dones del Espíritu Santo 

Creo que una de las mayores razones por la cual el cuerpo de Cristo no ha tenido un mayor impacto en nuestra generación actual es por nuestra incapacidad para operar en los dones del Espíritu Santo. Sin ninguna duda, Jesús y los primeros apóstoles usaron los dones como una campana, que llamaba la atención de los hombres hacía su mensaje y confirmaba que Dios era verdaderamente quien hablaba a través de ellos. 

 

Hebreos 2:3-4 dice: “¿Cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? La cual, habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron, testificando Dios juntamente con ellos, con señales y prodigios y diversos milagros y repartimientos del Espíritu Santo según su voluntad”. El Señor dio testimonio de la exactitud de su mensaje mediante milagros y dones del Espíritu Santo. 

 

En Marcos 16:17-18, Jesús dijo que todos los verdaderos creyentes fluirían en lo milagroso: “Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán”. Si la vida de un cristiano no es sobrenatural, es superficial. 

 

Marcos continúa diciendo que los mensajes basados en la Palabra de Dios serían confirmados por las señales siguiéndolos: “Y el Señor, después que les habló, fue recibido arriba en el cielo, y se sentó a la diestra de Dios. Y ellos, saliendo, predicaron en todas partes, ayudándoles el Señor y confirmando la palabra con las señales que la seguían. Amén”. (Mr. 16:19-20) 

 

Jesús incluso dijo: “Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis” (Jn. 10:37). Esa es una afirmación contundente. Si nosotros aplicáramos este estándar para corroborar la autenticidad de los ministerios de hoy en día, no podríamos creer en muchos de ellos. 

 

Varias denominaciones han desarrollado doctrinas para intentar explicar esta supuesta contradicción. Sin embargo, sin importar los argumentos filosóficos, es simplemente absurdo pensar que podemos ser efectivos sin el poder del Espíritu Santo confirmando la predicación de la Palabra de Dios. Si Jesús y los primeros apóstoles necesitaron que su predicación fuera validada por milagros y señales, ¿cuánto más nosotros? 

 

Incluso las iglesias sin denominación se han alejado de ministrar en los dones del Espíritu Santo. Los dones que operan en la mayoría de las iglesias “llenas del Espíritu” se limitan a palabras de exhortación o profecía; pero hay mucho más que eso. 

 

El Señor ha usado los dones del Espíritu Santo poderosamente en mi vida y ministerio para confirmar su Palabra. Hay innumerables ocasiones en las que la gente seguía escéptica después de escucharme enseñar, pero la demostración del poder de Dios a través de los dones los convirtió en creyentes. Es como si la enseñanza les llenara la boca con la Palabra de Dios, y luego los dones del Espíritu Santo les dieran una palmada en la espalda para poder tragarse el bocado. ¡Aleluya! 

 

Uno de los pasos más importantes para fluir en los dones del Espíritu Santo es desearlos fervientemente. Pablo dijo en 1 Corintios 12:31: “Procurad, pues, los dones mejores”. Repitió ese pensamiento en 1 Corintios 14:1 cuando dijo: “Procurad los dones espirituales”. Otra forma de decir esto es: mientras puedas vivir sin fluir en los dones del Espíritu Santo, lo harás. Tienes que buscar estos dones con todo tu corazón. (Jer. 29:13). 

 

También es muy importante entender que los dones del Espíritu Santo siempre están fluyendo. Dios no los “enciende” y los “apaga”. Somos nosotros los que estamos “encendidos o “apagados”. Esa es una declaración sorprendente para muchas personas; y no me sorprendería que incluso rayara en el borde de la blasfemia para algunos, pero es verdad. El Señor siempre está listo para fluir por medio de nosotros en los dones del Espíritu Santo. 

 

Es como orar en lenguas. No tenemos que esperar a que la unción del Espíritu Santo venga sobre nosotros para hablar en lenguas. Podemos orar en lenguas en cualquier momento. No somos nosotros encendiendo al Espíritu Santo. El Espíritu Santo siempre está encendido dándonos la habilidad para hablar en lenguas. Por lo tanto, cuando nosotros nos encendemos, el don de lenguas está ahí para permitirnos comunicarnos con nuestro Padre celestial. ¡Gloria a Dios! Así es con todos los dones. 

 

Recuerdo una vez que estaba enseñando sobre este tema en Charis. Uno de los estudiantes dijo: “Entonces, ¿estás diciendo que puedes fluir en los dones de Espíritu Santo en cualquier momento?”. Le dije: “Así es, y te lo demostraré”. Entonces comencé a caminar por cada fila y simplemente empecé a “leer la mente” de cada estudiante. Me refiero a que hablé cosas específicas de cada estudiante, tan detalladas que la única explicación era que venían directamente del Espíritu Santo. Fue sorprendente. 

 

Nadie ha recibido todo lo que el Espíritu Santo tiene para nosotros. Por lo tanto, el Señor siempre está buscando liberar más en nosotros mediante sus dones sobrenaturales. Siempre que nos dispongamos a ser su canal, sus dones fluirán. La vieja doctrina “Pentecostal” de la unción que va y viene no es una verdad del Nuevo Testamento. La primera carta de Juan 2:27 dice: “Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros”. 

 

Otra gran verdad acerca de fluir en los dones del Espíritu Santo es lo que John Osteen llamo “el flujo divino”. El fundamento es que: “Dios es amor” (1 Jn. 4:8). Por eso, cada vez que discernimos el amor de Dios fluyendo por medio de nosotros hacia alguien, Dios está queriendo acercarse a ellos mediante los dones del Espíritu Santo. Todo lo que tenemos que hacer es seguir ese fluir por medio de la fe. 

 

Hace tiempo, cuando pastoreaba una pequeña iglesia en Pritchett, Colorado; mi corazón fue dirigido hacia una mujer al fondo del auditorio. Nunca la había visto antes, y no había nada natural que me atrajera a ella. Era solo el amor de Dios fluyendo por medio de mí hacia ella. Sólo por ese amor, le dije que Dios tenía una palabra para ella. Yo no tenía nada que decirle, pero sabía que el amor de Dios estaba fluyendo; y por eso, Dios y sus dones estaban fluyendo hacía ella. Comencé diciendo: “Dios te ama”. Entonces Dios inundó mi mente con cosas para ministrarle. 

 

Fue una palabra larga del Señor, pero específicamente le dije acerca de cómo ella estaba afligida por la pérdida de alguien y estaba confundida acerca de por qué Dios lo permitió. Yo seguía diciendo: “No fue Dios quien lo permitió, fue el destructor”. Lo dije varias veces. Ella rompió en llanto y fue realmente ministrada. 

 

Al final del servicio, me dijo que acababa de perder a su hijo por leucemia. Ella y su esposo creían que Dios había permitido esta enfermedad. Pero justo antes de que su hijo muriera, vio un demonio enorme sobre su pueblo, que el Señor le dijo que se llamaba “el destructor”. Ellos no sabían cómo interpretar esa visión hasta que Dios les habló mediante los dones del Espíritu Santo y trajo claridad a sus mentes. Ellos fueron liberados. 

 

Este ejemplo fueron la palabra de conocimiento y la palabra de sabiduría operando. Dios dio el conocimiento de lo que había pasado y después las palabras de sabiduría para instruirlos sobre cómo lidiar con ello. Todo esto fue posible porque seguí el amor que sentía en mi corazón. 

 

Esto nos ha pasado a todos, pero la mayoría del tiempo no entendemos que esto es un don del Espíritu Santo, y perdemos la oportunidad. Yo he aprendido esto por las malas. 

 

Había un hombre que había sido mi director de jóvenes cuando yo era un muchacho. El dejó nuestra iglesia Bautista antes de que yo fuera un adolescente, y escuche cómo él había sido bautizado en el Espíritu Santo y estaba viendo grandes milagros suceder. Él tenía un cuarto en su iglesia que estaba lleno con las sillas de ruedas, muletas y aparatos ortopédicos de las personas que eran sanadas y ya no los necesitaban. 

 

Durante un periodo de tres a cuatro meses, pensé a menudo en este hombre. Normalmente era cuando estaba orando, que me veía a la mente, y sentía la compasión de Dios hacia él. Simplemente me preguntaba qué podría estar pasando con él y después dejaba de pensar en él. Más tarde, me enteré de que había fallecido en un extraño accidente en el que una hormiga roja lo mordió en el pulgar. 

 

Tan pronto como supe de su muerte, entendí que la razón por la que había estado pensando en él tan a menudo era porque el Señor estaba intentando que intercediera por él. Alrededor de una década después, conocí al hijo de este hombre, y le confesé mi fracaso a la hora de orar por su padre. Me dijo que al menos otras once personas antes de mí le habían contado una historia similar. El Señor había impresionado a muchos de nosotros para que intercediéramos por este hombre, pero ninguno de nosotros reconoció estas impresiones y pensamientos como algo de parte del Señor. 

 

Es de gran importancia que aprendamos a reconocer y fluir en los dones del Espíritu Santo. No sólo es una bendición para nosotros, sino que la vida de otras personas puede depender de ello. Tú llevas el milagro de alguien más en tu interior. No lo dejes encerrado dentro de ti, tienes que aprender a liberarlo. 

 

Hay mucho más que el Señor me ha mostrado acerca de fluir en los dones del Espíritu Santo. Este artículo no se acerca a cubrir todo el material que tengo en mi serie titulada How to: Flow in the Gifts of the Holy Spirit. Realmente te animo a que obtengas esta enseñanza y empieces a moverte sobrenaturalmente de una manera totalmente nueva. 

 

Mi nuevo álbum de tres partes está lleno de ejemplos personales de cómo el Señor me ha usado en los dones. Comparto cómo aprendí a reconocer y responder a los dones de Dios de una manera tan practica que sé que te ayudará a hacer lo mismo. Esta es una enseñanza muy práctica acerca de un estilo de vida muy sobrenatural. ¡Es asombroso! 

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