¿Cómo Recibir un Milagro? – Parte 2 

La mayoría de nosotros hemos tenido momentos donde hemos orado una oración de fe, pero nuestras oraciones parecían no tener respuestas. Tal vez ya estudiaste la Palabra de Dios, sembraste una semilla, y oraste por un milagro; pero nada sucedió. El problema es que muchas personas dejan de creer en ese momento. La Palabra de Dios dice en Marcos 11:24: “Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá”.  Aquí es donde la mayoría de los cristianos tropiezan. La Biblia dice que cuando ores, creas que ya recibiste. 

La mayoría de nosotros estamos familiarizados con Mateo 7:7, que dice: “Pedid, y se os dará”. Sin embargo, cuando no vemos una manifestación inmediata a la oración decimos: “Bueno, no todos reciben”. Eso no es bíblico porque el siguiente versículo dice: “Porque todo aquel que pide, recibe”. Muchos de nosotros realmente no creemos este pasaje. Perdemos nuestro entusiasmo en la Palabra y nos rendimos, dejamos de estar expectantes para recibir. 

 

Hace años, teníamos una amiga con leucemia, y ella creía que sería sana. Oramos por su sanidad, y en su lecho de muerte, ella todavía creía que sería sanada en cualquier momento. Murió y oramos durante mucho tiempo para que resucitara de entre los muertos. Su padre dijo que no podía ser la voluntad de Dios que todos fueran sanos, o ella se habría sanado. No lo entendíamos y fue duro para mí. Pasaron varios años antes de que me diera cuenta de cómo permitimos que el diablo nos venciera en esa ocasión. 

 
 

Tenemos la responsabilidad de hacer realidad la voluntad de Dios. Algunas personas creen que la voluntad de Dios se realiza sin importar lo que hagamos, pero eso no es cierto. Dios está sujeto a sus propias leyes. La segunda carta de Pedro 3:9 dice que la voluntad de Dios es que ninguno perezca. Para que eso suceda, tiene que haber alguien que predique el evangelio. La voluntad de Dios no se cumple automáticamente. Salmos 89:34 dice: “No olvidaré mi pacto, ni mudaré lo que ha salido de mis labios”. Dios se limitó a sí mismo con su Palabra. Dios nos dio autoridad sobre el diablo, y tenemos que ejercer lo que Dios nos ha dado. 

 

La mayoría de la gente interpreta la Palabra de Dios basándose en su propia experiencia: “La Palabra de Dios dice una cosa, pero esto es lo que pasó”. Si alguien no sana, hacemos nuestra propia teología y decimos: “Bueno, no todos pueden ser sanos”. Dios no dice ‘no’ a lo que ya dijo ‘sí’. Necesitas aprender a interpretar tus circunstancias por medio de la Palabra de Dios, y no intentar interpretar la Palabra de Dios desde tus circunstancias. 

 

La mayoría de nosotros hemos visto una promesa en la Palabra de Dios y la creímos con toda nuestra fuerza, pero no sucedió. ¿Cómo podemos explicar el hecho de que la Palabra de Dios es verdadera pero no se hizo realidad? 

 

Hay un mundo físico, y un mundo espiritual. El mundo espiritual creó este mundo físico. Hay una realidad espiritual para toda la materia física. En el segundo libro de Reyes, capítulo 6, puedes leer la historia de Eliseo. Cuando el ejército sirio rodeó a Eliseo y a su ejército, un sirviente le preguntó: “¿Qué haremos?”. Eliseo respondió: “No tengas miedo, porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos”. El versículo 17 dice: “Y oró Eliseo, y dijo: Te ruego, oh Jehová, que abras sus ojos para que vea. Entonces Jehová abrió los ojos del criado, y miró; y he aquí que el monte estaba lleno de gente de a caballo, y de carros de fuego alrededor de Eliseo”. No eran más físicamente, pero sí espiritualmente. Los ángeles de Dios los rodeaban. Eliseo dijo la verdad. 

 

Algunas personas dicen que es una mentira decir que eres sano cuando no lo sientes así, pero eso es operar únicamente en tus cinco sentidos. Tienes que caminar en el espíritu. Existen realidades espirituales. Juan 6:63 dice: “El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida”. La Biblia es la verdad espiritual. Estamos limitados cuando sólo pensamos en el reino físico. Solo porque no lo puedes ver no significa que Dios no lo hizo. Dios siempre responde cuando oras de acuerdo a su voluntad. Cuando Dios responde tu oración, Él lo hace en el reino espiritual. Si pides finanzas, Dios libera el poder espiritual para producir esas finanzas. Si oras por sanidad, Él te la da en forma espiritual. La obra de Dios termina en el reino espiritual, independientemente de ti. 

 

La fe es la llave que trae la respuesta al reino físico. “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”. (He. 11:1). Tu fe trae lo que Dios ya ha hecho a la realidad física. Dios te lo da en el espíritu, y la fe lo trae al reino físico. Muchas veces no sabes que Dios ha respondido tu oración porque no puedes percibirlo en lo físico. Tienes que creer que algo está sucediendo más allá de tus cinco sentidos. Si no crees hasta poder verlo, no recibirás de Dios. La Biblia dice que tienes que creer que recibes cuando oras. 

 
 

¿Qué sucede entre el momento en que dices amén y ves manifestada la respuesta? Podemos aprender sobre esto cuando leemos acerca de las oraciones de Daniel. En Daniel 9:20, Daniel está orando, y el ángel Gabriel se le aparece y le dice (en el versículo 23): “Al principio de tus ruegos fue dada la orden, y yo he venido para enseñártela”. En solo tres minutos, Dios respondió su oración. Gabriel dijo que Dios respondió al principio de su oración, pero tardó tres minutos para que fuera visible. Algunas veces toma un poco de tiempo para manifestarse en lo físico. A menudo, nos salimos de la fe y detenemos la manifestación que está en camino. 

 

En Daniel capítulo 10, Daniel está orando nuevamente. Esta vez dice, en el versículo 3, que él ayunó y oró por tres semanas. En el versículo 10, Dios envía un mensajero y responde. ¿Por qué tardó tres minutos la primera vez y tres semanas la segunda? Algunas personas dicen que Dios les hace esperar para enseñarles algo. Eso no es bíblico. La Biblia dice que la Escritura nos es dada para enseñarnos. Podemos aprender a través de las pruebas, pero Dios no las envía para enseñarnos. 

 

En el versículo 12, el ángel le dijo a Daniel que Dios escuchó su oración el primer día y envío la respuesta. ¿Qué retrasó la respuesta? El príncipe del reino de Persia luchó contra el ángel durante 21 días. Hubo una guerra espiritual por tres semanas. Satanás luchó para retener la respuesta de Daniel. En el Antiguo Testamento, la gente no tenía autoridad sobre el diablo. Esa autoridad vino con Jesús. Incluso si Dios le hubiera mostrado a Daniel lo que ocurría en el reino espiritual, Daniel no hubiera podido hacer nada. En el Nuevo Testamento, las vendas son quitadas porque tenemos autoridad sobre Satanás. No tenemos que esperar a que el diablo siga su curso. Cuando Jesús resistió la tentación, el diablo se fue porque ya había hecho todo lo que podía hacer (Mt. 4; Lc. 4). Satanás no tiene una bolsa ilimitada de trucos. 
 

Si oras y no ves la manifestación inmediatamente, Dios está esperando a que te levantes con autoridad en contra del diablo y la hagas realidad. 

 

¿Cómo puede Satanás estorbar tu oración? Él puede usar a otra persona para obstaculizar tu oración. Algunas veces, otras personas están involucradas en tu respuesta. Por ejemplo, si estás orando por finanzas, intercede por las personas que serán usadas en tu prosperidad. Si estás intentando vender tu casa, ora por la persona que la va a comprar. Si estás buscando un ascenso en el trabajo, ora por el jefe que será usado para dártelo. 
 

Puedes pensar que no tienes la fe suficiente para creer por un milagro. La verdad es que no puedes obtener más fe que la que ya tienes. Romanos 12:3 dice que Dios ha repartido a cada hombre ‘la medida’ de la fe. Dios nos dio a todos la misma medida de fe. 

  

En Gálatas 2:20, Pablo dijo, "Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí". Pablo dice que él usa la misma fe de Jesús. Tú tienes la misma cantidad de fe que Jesús tiene, es su medida. Eso debería ser más que suficiente. 

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