El ministerio del Espíritu Santo

A la mayoría de las personas se les ha hecho creer que la duda en sí mismas, la auto condena, los sentimientos de indignidad y la convicción por los pecados individuales son obra del Espíritu Santo. ¡Pero esto no es verdad! 

Aquellos de ustedes que están familiarizados con este ministerio saben que paso mucho tiempo enseñando sobre el amor incondicional y la gracia de Dios. Eso es lo que cambió mi vida. Pero puedo decir por la cantidad de preguntas y comentarios que recibo, que muchas personas aún siguen sin entenderlo.  

Por esa razón, años atrás le pedí al Señor que me diera una manera de expresar su gracia que las personas pudieran recibir fácilmente. Fue ahí cuando me dio una de las revelaciones más importantes que tengo acerca del ministerio positivo del Espíritu Santo. No a todos les gusta esto, pero entienden lo que digo.  

La herramienta favorita del diablo, la religión, ha hecho un buen trabajo convenciendo al cuerpo de Cristo que el Espíritu Santo es la fuente de los sentimientos negativos. Él tiene a los creyentes convencidos de que es el Espíritu Santo mostrándoles que son indignos y que tienen que ‘’mejorar su conducta‘’ si es que quieren recibir algo del Señor. 

La verdad es que es tu corazón, o más concretamente tu conciencia, quien te está condenando, y no Dios. Esa no es la obra del Espíritu Santo. Él nunca es la fuente de la culpa o condenación. Él no es quien te hace sentir mal cuando pecas. 

Tu conciencia es la parte de ti que te condena; y si estás sintiéndote indigno es casi imposible recibir algo de parte de Dios.  

Primera de Juan 3:19-21 dice: 

‘’Y en esto conocemos que somos de la verdad, y aseguraremos nuestros corazones delante de él; pues si nuestro corazón nos reprende, mayor que nuestro corazón es Dios, y él sabe todas las cosas. Amados, si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos en Dios.’’ 

Este versículo lo deja muy claro: Tú corazón puede condenarte, aunque Dios no lo haga. Esta verdad tan radical suele dejar en estado de shock a la mayoría de los cristianos. Simplemente habíamos dado por hecho que era el Espíritu Santo quien nos condenaba. 

Entonces Juan dijo en el versículo 21: 

‘’Amados, si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos en Dios.’’ 

Si puedes llegar al punto en que tu conciencia no te esté condenando, juzgando, y haciendo que te sientas indigno de recibir, entonces tendrás confianza en Dios, que tiene gran galardón. (Hebreos 10:35). 

La mayoría de los cristianos nunca llegan a ese punto. La mayoría saben que Dios puede responder sus oraciones; pero no tienen confianza de que sí lo hará, porque se sienten indignos. No están dispuestos a permanecer en la fe, porque los sentimientos de culpa y de no ser dignos, los cuales piensan que vienen por el Espíritu Santo, hacen naufragar su fe.  

‘’Manteniendo la fe y buena conciencia, desechando la cual naufragaron en cuanto a la fe algunos’’ (1 Timoteo 1:19).  

Nuestra conciencia no es algo que podamos o debamos ignorar; puede ser entrenada para nuestro beneficio, pero no es el Espíritu Santo. La mejor manera para tratar con nuestra conciencia es, en la medida de lo posible, no darle ninguna oportunidad de ponerse en nuestra contra. No puede condenarte si no le das un motivo. Sin embargo, nadie vive una vida perfecta y al final tienes que purificar tu conciencia de las obras muertas.  

Hebreos 9:14 dice:  

‘’¿Cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?’’ 

En Hebreos 10:22, la Biblia dice:  

‘’Acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura.’’  

Y en Hebreos 4:16, leemos:  

‘’Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.’’ 

El ministerio del Espíritu Santo es justamente lo opuesto a lo que muchos cristianos piensan. En Juan 14:16 puedes leer como Jesús describe al Espíritu Santo: 

‘’Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre’’  

Observa que Jesús llama al Espíritu Santo ‘’Consolador’’ no el que aflige. También dice que Él enviará ‘’otro’’ Consolador. ‘’Otro’’ significa uno del mismo calibre, de la misma clase. Jesús fue y sigue siendo un consolador; Él no condenó a las personas durante su ministerio aquí en la tierra.  

Juan 3:17-19 dice:  

‘’Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.’’  

Juan 14:26 declara:  

‘’Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre...’’ 

En Juan 15:26, Jesús dijo: 

‘’Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre...’’ 

Y en Juan 16:7, Jesús continúa diciendo sobre el Espíritu Santo: 

‘’Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; más si me fuere, os lo enviaré.’’  

No puede haber duda de que el ministerio del Espíritu Santo no es de condenación; sino de consolación. Jesús dijo que nos convenía que Él se fuera y que viniera el Consolador. La palabra ‘’conveniente’’ significa ‘’para tu ventaja.’’ Jesús está diciendo que es mejor tener al Espíritu Santo ministrándote que tenerlo a Él presente en su cuerpo físico. ¡Qué declaración! 

Sé que alguien está pensando: ¿Qué me puedes decir sobre Juan 16:8? 

‘’Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio.’’ 

Bueno, en primer lugar, hay una gran diferencia entre convicción y condenación, pero dejemos eso de lado por ahora. Observa el siguiente versículo. Jesús sabía que la gente imputaría cosas al Espíritu Santo que Él no estaba haciendo. Por eso, Jesús explicó muy claramente de qué pecado nos convencería el Espíritu Santo. Es el pecado singular de no creer en Jesús. 

Juan 16:9 dice: 

‘’De pecado, por cuanto no creen en mí’’  

El Espíritu Santo no nos convence de pecados como mentira, robo, adulterio, homicidio, etc. Él nos convence del pecado de no confiar en Jesús. Esa es la raíz de cada pecado. 

Estrictamente hablando, las personas no se van al infierno por sus pecados individuales; Jesús ya los ha perdonado todos (1 Juan 2:2). La gente va al infierno por el único pecado de no hacer de Jesús su Salvador personal, el completo y único pago por sus pecados.  

Incluso después de recibir la salvación, no son nuestras acciones (pecados individuales) las que son el problema; sino la actitud del corazón de no confiar en Jesús. Esa es la raíz de todo pecado. La razón por la que la gente consume drogas y alcohol es porque están recurriendo en otra cosa para calmar el dolor interno, en lugar de depender en Jesús. 

Cuando mentimos, es porque no confiamos en Jesús y creemos que necesitamos manipular a los demás. A eso se reduce todo pecado: a no confiar en Jesús. De eso es de lo que nos convence el Espíritu Santo. 

La mayoría de los cristianos no han comprendido verdaderamente el ministerio positivo del Espíritu Santo. Lo hemos culpado de ser la fuente de nuestros sentimientos de culpa, condenación e indignidad. Debido a eso, realmente no le hemos permitido hacer su trabajo, y nos estamos perdiendo los beneficios y el poder de una relación con Él.  

El Espíritu Santo debería de ser tu mejor amigo. Él fue enviado para animarte y asegurarte constantemente el amor de Dios. Él es la persona más importante y poderosa en tu vida. Si no has estado pensando correctamente acerca del Espíritu Santo, es tiempo de cambiar tu forma de pensar.  

Nunca podrás relacionarte con Dios correctamente hasta que entiendas este ministerio positivo del Espíritu Santo. Mi nueva y ampliada serie, El Ministerio Positivo del Espíritu Santo, te ayudará a hacer este cambio en tu mente. El Espíritu Sano es el gran Consolador, pero su ministerio positivo va mucho más allá. Si quieres poder en tu vida, tendrás que saber y entender lo que enseño en esta serie. 

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