La Palabra Se Hizo Carne 

Cuando Dios habla, sus palabras son firmes, son como un contrato irrompible. Él siempre dice exactamente lo que quiere decir, nunca miente, y nunca dice: "Uy, cambié de opinión". 

  

Hebreos 1:3 dice: "Sustenta todas las cosas con la palabra de su poder", y el Salmo 89:34 dice: "No olvidaré mi pacto, ni mudaré lo que ha salido de mis labios".  

  

Todo este universo se mantiene unido por el poder de las palabras de Dios. Fue su palabra la que creó la tierra y todo ser viviente en ella; y por sus palabras, Él creó a Adán y Eva. Él no los hizo a ellos ni a ninguna parte de este mundo con sus manos; Él habló para que todo existiera. Entonces, después de crear todo esto, Él dijo: 

  

“Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos, llenad la tierra, y sojuzgadla; y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra”.  

Génesis 1:28 

  

Él le dio el dominio absoluto a Adán y a Eva. Cuando dijo "Les doy autoridad y dominio", tomó su poder, su derecho a gobernar y controlar la tierra, y se lo dio a los seres humanos físicos. En cierto sentido, se excluyó a sí mismo de gobernar la tierra. 

  

Sé que esta afirmación puede ser una idea nueva en algunas de sus cabezas, pero es verdad, y responde a muchas preguntas referentes a la soberanía de Dios.

  

En el Salmo 15:4, la Biblia dice que un hombre piadoso jurará en su propio perjuicio y no cambiará. La palabra piadoso significa “como Dios”. Dios jurará, aunque su compromiso lo hiera o dañe a él mismo, pero no cambiará. Así que, cuando Adán y Eva desobedecieron a Dios, Él no rompió su palabra para salvar al hombre de los terribles problemas que vendrían de sus decisiones. A los seres humanos se les dio esta tierra para que hicieran con ella lo que quisieran. Sin embargo, esto no tomó a Dios por sorpresa; Él sabía que iba a suceder y ya tenía un plan para reconciliar al hombre consigo mismo. 

  

“Pues si por la transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia. Así que, como por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de vida. Porque, así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos”. 

Romanos 5:17-19 

  

En Apocalipsis 13:8 dice: "Y le adoraron todos los moradores de la tierra cuyos nombres no estaban escritos en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo" (el subrayado es mío). 

  

Estas escrituras responden a dos preguntas muy importantes: Una, ¿por qué Jesús tuvo que venir a la tierra?; y dos, si era necesario que viniera, ¿por qué Dios esperó 4,000 años para traerlo aquí? 

  

n el principio Dios, entregó su autoridad sobre la tierra a un hombre, un ser humano físico. Cuando el hombre se dejó engañar y cedió su poder a Satanás, se convirtió, en cierto sentido, en coheredero del diablo. Satanás tiene que trabajar por medio de un ser humano. El hombre, mediate su cuerpo físico, dio a Satanás autoridad en esta tierra. 

  

Por lo tanto, era necesario que un hombre con un cuerpo físico recuperara esa autoridad. Dios tuvo que hacerse hombre, para tener la autoridad de ejecutar juicio en la tierra: "Y también le dio autoridad de hacer juicio, por cuanto es el Hijo del Hombre" (Jn. 5:27). Dios no puede romper o cambiar su palabra, así que estaba restringido a actuar dentro de la palabra que ya había hablado. 

  

Pero ¿por qué tardó 4,000 años? Esta es la lógica: Cuando Dios creó al primer hombre, Él dijo: "Hagamos al hombre a nuestra imagen" (Gn. 1:26). Él literalmente creó el cuerpo de Adán con sus palabras. En ese momento, Él tenía el derecho legal de hacer eso porque todavía no le había dado autoridad sobre esta tierra al hombre. 

  

Sin embargo, una vez que le dio esa autoridad al hombre, no podía dejarlo fuera de la ecuación. El último Adán, Jesús, necesitaba ser creado con palabras por Dios, pero Él tendría que hablar por medio del hombre. Dios ya no estaba en control directo, y un hombre tendría que convertirse en la voz de sus palabras. El Salmo 115:16 explica que: 

  

"Los cielos son los cielos de Jehová; Y ha dado la tierra a los hijos de los hombres”. 

 

  

Esa es una afirmación contundente. En otras palabras, todo fuera de la tierra pertenece a Dios, pero Él les dio la tierra a los hijos del hombre. Dios literalmente se restringió a sí mismo mediante sus propias palabras. Él tuvo que trabajar por medio de la gente, y había muy pocas personas lo suficientemente sensibles como para escucharlo en sus corazones y luego profetizar lo que escuchaban. 

 

Dios tuvo que crear al nuevo Adán mediante palabras pronunciadas por alguien con un cuerpo físico. Gálatas 4:4 dice: "Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo". Si estudias eso, significa ‘en el momento apropiado’. Hasta entonces, todas las declaraciones proféticas no habían sido dichas. Jesús no podía entrar en escena hasta que se dijera todo lo que tenía que decirse sobre su existencia. 

  

Por ejemplo, tenía que profetizarse que Jesús nacería de una virgen. Eso era vital porque Jesús no sería simplemente un hombre bueno, Jesús era Dios manifestado en la carne. Por medio de María, Jesús recibió un cuerpo físico, pero era la sangre de Dios Padre fluyendo por medio de Él. Era un Dios-hombre. 

  

“Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón. Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios”. 

Lucas 1:34-35 

  

Esto es lo que yo creo que sucedió. María preguntó: "¿Cómo va a suceder esto?". Ella no estaba cuestionando la posibilidad; pero cuestionó el cómo sucedería. Y el ángel dijo que la palabra de Dios es la semilla incorruptible: "Todas las palabras pronunciadas a lo largo de 4,000 años, por medio de cientos de personas, van a concebir en ti". 1 Pedro 1:23 dice: "Siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre." 

  

La palabra griega para "semilla" en esta escritura es espora. Viene de la misma palabra raíz que esperma, que habla de la semilla de un hombre. El nacimiento virginal de Jesús fue completamente natural en todos los aspectos excepto en uno: No fue la semilla de un hombre. La semilla fue la palabra de Dios. ¡La Palabra se hizo carne! Todo lo que se había profetizado sobre Jesús se convirtió en la espora, o la semilla. 

  

Ya sea literal o simbólicamente, creo que cada uno de nosotros tiene un vientre espiritual. Tomamos las palabras sobrenaturales de Dios, la semilla de los milagros que necesitamos, y meditamos en ellas hasta que conciben, hasta que podemos ver el resultado en nuestros corazones. Entonces, cuando podemos verlo, podemos hablarlo a existencia. A esto se refería Jesús en Marcos 11:23, cuando dijo: 

  

“Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho”. 

  

La Palabra de Dios es viva y eficaz. Su Palabra es medicina para tu cuerpo y vida a quienes la hallan. Él envió su Palabra para sanar y liberarnos de la destrucción y mucho más. Y para aquellos que pongan sus palabras en sus corazones y permitan que esas semillas conciban, en su tiempo verán la manifestación de lo que creen y hablan. 

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