La Vida Eterna es Más de lo que Crees 

Alguien una vez me preguntó acerca de mi enseñanza más importante. No supe que responder. Creo que todas son importantes. Todo lo que el Señor me ha mostrado funciona junto con otras verdades como parte de un todo. Le dije que no podía elegir una solamente. 

Este hombre había sido libre milagrosamente de una adicción a la cocaína, y escuchaba mis enseñanzas día y noche. Quería llegar al fondo de todo, o al núcleo del cristianismo. Así que finalmente me preguntó: "Si sólo tuvieras una oportunidad de ministrar a una persona, ¿qué le enseñarías?"

Tuve que pensarlo un momento, pero rápidamente se me ocurrió una respuesta. Le enseñaría el verdadero significado de la vida eterna. Puede que no suene muy profundo o incluso fundamental, pero eso es porque la mayoría de la gente no sabe lo que la Biblia quiere decir cuando habla de la vida eterna. 

Alguien podría decir: "La vida eterna es vivir para siempre". Pero no es eso. Nadie deja de existir cuando muere. Todos viven para siempre, ya sea en el cielo o en el infierno. "Bueno, entonces, la vida eterna debe ser vivir para siempre en el cielo en lugar del infierno". Tampoco es eso. 

Juan 3:36 dice: "El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él." 

La vida eterna es una realidad en tiempo presente. No es algo que comienza cuando llegamos al cielo. Hay varias escrituras que hablan de la vida eterna como algo que poseemos en esta vida (Juan 4:14; 5:24; 6:27; 6:40, 47).  

Entonces, la pregunta sigue siendo: "¿Qué es la vida eterna?". Esto es muy importante. Juan 3:16 dice que esta es la razón por la que Jesús vino. 

"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna." 

Muchas personas han pensado equivocadamente que el objetivo de la salvación es el perdón de los pecados para evitar el infierno. Eso no es lo que dice Juan 3:16. Claro, librarnos del infierno es una parte importante de lo que Jesús vino a hacer. Lo logró pagando la deuda de todos nuestros pecados, pasados, presentes e incluso los que aún no hemos cometido. 

Si eso es todo lo que hay en la salvación, es más de lo que cualquiera de nosotros merece, y aun así valdría la pena predicarlo. Pero la salvación es mucho, mucho más que obtener el perdón de nuestros pecados para poder ir al cielo en lugar de ir al infierno. 

Permítanme decirlo de esta manera. Si todo lo que hiciste fue pedirle a Jesús que perdonara tus pecados para no ir al infierno, entonces no estás viviendo en la vida eterna

El pecado era una barrera que se encontraba entre un Dios santo y nosotros. Tenía que ser removida. Esto es exactamente lo que Jesús hizo, y lo hizo muy bien. El pecado ya no se interpone entre Dios y el hombre (2 Cor. 5:17). ¿Pero a qué nos da derecho eso? Nos da el derecho de vivir para siempre con Dios en el cielo. Eso es maravilloso. Pero hay enormes beneficios aquí y ahora, en esta Tierra. La vida eterna es uno de esos beneficios. 

Jesús definió la vida eterna en Juan 17:3. Este versículo dice lo siguiente: 

"Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado". 

La vida eterna es conocer a Dios. Puede que estés decepcionado con esta definición. Piensas que conoces a Dios y todavía no estas satisfecho. Crees que hay algo más. La clave está en entender lo que la Biblia quiere decir con esta palabra "conocer"

Esta se refiere a mucho más que el conocimiento intelectual. Podemos ver esto en varias escrituras bíblicas, como, "Conoció Adán a su mujer Eva, la cual concibió y dio a luz a Caín..." (Gn. 4:1). Adán no sólo conocía a Eva intelectualmente. Eso no produce hijos. Tuvo una experiencia íntima y personal con ella. Esto hablaba de un conocimiento entre un hombre y una mujer de la manera más íntima posible. De la misma manera, cuando Jesús dijo que la vida eterna era conocer a Dios, estaba hablando de tener una relación íntima, cercana y personal con Él. ¡Esto es asombroso! 

Muchas personas creen que Jesús murió para perdonar sus pecados, pero todavía no tienen una relación íntima, cercana y personal con su Padre Dios. Piensan que eso está reservado para el cielo. Se conforman con ir por la vida cantando canciones sobre lo maravilloso que será el día en que todos lleguemos al cielo. 

No estoy tratando de hacer menos al Cielo, pero se supone que tenemos vida eterna: una relación cercana, íntima, personal con Dios nuestro Padre y Jesucristo su Hijo ahora mismo. No se trata de: "soportar esta vida hasta que lleguemos al cielo" sino más bien de "disfrutar lo que tenemos aquí y ahora". 

Jesús dijo en Juan 3:16 que Dios amó tanto al mundo, que dio a Su Hijo unigénito para que los que creyeran en Él no se perdieran, sino que tuvieran vida eterna. Si todo lo que has hecho es creer en Jesús para no ir al infierno, entonces te estás perdiendo la vida eterna que el Señor quiere tener contigo ahora mismo. 

¿Por qué esto se malinterpreta tanto? Es porque la iglesia ha cambiado el mensaje de salvación. Han colocado un punto después de la palabra "pierda" en Juan 3:16. Le han dicho al mundo que la razón por la que Dios envió a Su Hijo a morir por sus pecados fue para que no se perdieran. Esto excluye el verdadero mensaje de la vida eterna y la relación íntima con Dios como la meta de la salvación. 

La fe viene por el oír la Palabra de Dios (Rom. 10:17). Si no escuchamos que Jesús vino para llevarnos a una relación íntima con Dios, entonces no tendremos fe para eso y no lo experimentaremos. Esto describe la iglesia moderna a la perfección, porque tenemos muchas personas que han venido al Señor y han recibido el perdón de sus pecados, pero son salvos y están estancados. Solo esperan el cielo para comenzar a vivir. De esta manera se pierden el punto principal de la salvación. 

Si no hubiera vida después de la muerte, si no hubiera cielo ni infierno, Juan 3:16 revela que aun así Jesús habría venido y muerto por nuestros pecados para que pudiéramos volver a tener una relación íntima con Él y con Su Padre ahora mismo, en este mundo malvado (Gálatas 1:4). 

Esta es una de las principales diferencias entre la iglesia del primer siglo y nuestra iglesia moderna. Aquellas personas conocían a Dios íntimamente. No esperaban estar en el cielo para mantener una relación con el Señor, sino que esta vida eterna ya estaba obrando en ellos mientras aún estaban en este mundo. 

Ellos no tenían las ventajas de la radio, televisión, internet, o cualquier otro medio moderno de comunicación. No tenían sus calcomanías de “Jesús te ama” en su camello. Sin embargo, estos creyentes pusieron de cabeza el mundo conocido con las verdades del Evangelio en tan solo treinta años (Hechos 17:6). Ellos impactaron su mundo mucho más de lo que nosotros estamos impactando nuestro mundo hoy. ¿Por qué? 

Tenían una relación tan profunda con un Dios vivo que era contagiosa. En Roma, los cristianos conocían a su Dios tan íntimamente que cantaban alabanzas mientras eran quemados en la hoguera. Hay relatos históricos de Nerón, el emperador, tapándose los oídos y diciendo: "¿Por qué siguen cantando estos cristianos?". 

Tenían mucho más que una doctrina y una esperanza. Tenían una relación viva que les permitía soportar con alegría cosas terribles. Hay relatos históricos de romanos que, al presenciar la alegría de estos cristianos siendo martirizados, saltaban de las gradas y corrían hacia ellos. Sabían que iban a estar condenados al mismo destino que estos cristianos, pero aceptaron de buen modo la muerte para poder conocer a Dios de la misma manera cercana, íntima y personal. 

Permíteme hacerte esta pregunta. No pretendo condenarte, sino iluminarte. ¿Cuántas personas morirían por tener lo que tú tienes? ¿Alguien siente envidia de tu relación con el Señor? Si no es así, entonces creo que no estás experimentando la vida eterna como la describe la Biblia y como nuestro Señor Jesús murió para dártela. 

Esto no es algo disponible sólo para algunos elegidos. Es la vida cristiana normal. De hecho, si esta no es tu experiencia, no estás viviendo realmente. Esto es lo que impulsó al apóstol Pablo (Fil. 3:10) y a los primeros cristianos. Sigue siendo lo que impulsa a los cristianos victoriosos de hoy. Se trata de una relación personal con una Persona, no con una doctrina. 

Hay mucho más que me gustaría compartir contigo acerca de esto. Es el fundamento de todo lo que enseño. Puedes preguntarle a cualquiera de mis estudiantes de Charis. Ellos te dirán que la respuesta a todo es una relación personal e íntima con el Señor. Y la buena noticia es que nuestro Señor quiere que tú experimentes esto. 

Una vez que entiendas que la verdadera vida eterna comienza con una relación personal con el Señor, esto te guiará a una pregunta: "¿Cómo empiezo?" Esta es una pregunta importante con una respuesta importante. Te recomiendo mi enseñanza "Viviendo lo mejor de Dios" y la serie "Espíritu, Alma y Cuerpo", te ayudarán a dar los primeros pasos para comenzar a experimentar esta vida eterna que Dios ya te ha dado por medio de Jesucristo.  

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