No te Conformes con Menos, ¡Vive en lo Mejor de Dios!

Hace algunos meses, soñé durante toda la noche que predicaba un mensaje titulado Cómo Recibir lo Mejor de Dios. He pasado semanas meditando sobre esto y siento que el Señor me dio esto para compartirlo contigo. 

 

Antes de que pueda compartir la esencia de lo que el Señor me habló, necesito señalar dos cosas muy importantes en ese título: Tienes que aprender cómo RECIBIR LO MEJOR de Dios. 

 

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El Señor realmente me enfatizaba que la razón principal por la que no estamos recibiendo lo mejor de él, es porque estamos dispuestos a conformarnos con menos. Muy pocos están comprometidos con lo mejor de Dios. Hemos sido más influenciados por el mundo que por la Palabra de Dios y estamos “adormecidos” y adoctrinados para aceptar menos que lo que Dios ha provisto. Mientras puedas vivir con menos que lo mejor de Dios, lo harás. Esta es una verdad poderosa. 

 

Tienes que hartarte y fastidiarte de vivir cansado y enfermo, antes de buscar agresivamente lo mejor de Dios. Necesitas tener una insatisfacción santa con la mediocridad antes de que puedas experimentar todo lo que Dios tiene para ti. No va a pasar accidental ni automáticamente. Si no lo buscas, no lo conseguirás. 

 

Todo en este mundo caído va naturalmente de lo bueno a lo malo. Las cosas no mejoran sin esfuerzo. Tenemos que buscar para encontrar, tocar para que la puerta se abra, y pedir antes de recibir (Mt. 7:7). Debemos elevar nuestro objetivo y apuntar más alto. La mayoría de la gente dispara a la nada y siempre acierta. 

 

Jeremías 29:11 dice: 

 

“Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes, afirma el Señor, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un [futuro y una esperanza, Nueva Versión Internacional]” (los corchetes son míos). 

 

Cuando el Señor le habló a Jeremías para que escribiera estas palabras, Israel estaba devastado. La ciudad de Jerusalén había sido destruida y muchas personas habían sido tomadas cautivas a Babilonia por Nabucodonosor. Pensamientos de paz eran probablemente la última cosa en sus mentes. 

 

Pero Jeremías continuó diciendo en los versículos 12-13: 

 

“Entonces ustedes me invocarán, y vendrán a suplicarme, y yo los escucharé. Me buscarán y me encontrarán cuando me busquen de todo corazón”. 

 

Algunas personas me han dicho que oraron y le creyeron a Dios pero que nada sucedió. Estas escrituras prometen lo contrario. Entonces, ¿quién tiene la razón? Yo elijo creer que Dios es verdadero. La clave es que tenemos que buscar con TODO nuestro corazón. Ese es el elemento que falta. Tenemos que alcanzar un punto donde no estamos dispuestos a vivir con nada menos que lo mejor de Dios. 

  

Esa es la actitud que falta en la vida de demasiados cristianos. El estándar de las expectativas, incluso dentro de la iglesia, se ha reducido en lo que respecta a la sanidad, las finanzas, y más bendiciones de Dios. Hay tanto miedo de que alguien pueda ser decepcionado y, por lo tanto, sentirse condenado; que muchos ministros han estado enseñando a la gente a conformarse con menos y evitar la decepción. 

  

No estoy tratando de condenar a nadie. Todos hemos sido criados e influenciados por una cultura impía; y nadie aprende a recibir lo mejor de Dios de la noche a la mañana. Es un proceso, pero tenemos que empezar a movernos en esa dirección. Yo tampoco he llegado allí, pero estoy en camino. Dios tiene mucho más para todos nosotros

  

He contado esta historia antes, pero es una ilustración tan buena que quiero compartirla de nuevo. Un hombre se acercó para orar en una de mis reuniones. Me dijo que tenía un terrible dolor en el cuello y que no podía dormir. Continuó: "Tengo un problema de espalda, mi nervio ciático me causa dolor en toda la pierna y en el pie, también tengo neuropatía..." y siguió y siguió. 

 

Luego dijo: "Pero si Dios pudiera sanarme el dolor del cuello, podría vivir con el resto". Lo miré y le dije: "Bueno, te comprendo. Si le pidiéramos a Dios que sanara todas esas cosas a la vez, las luces del cielo podrían fundirse. No estoy seguro de que Dios pueda hacer tanto por ti". 

  

Este hombre me miró pensativo por un minuto y luego respondió: "Eso fue bastante absurdo, ¿no?". Le di la razón y le dije que no tenía por qué conformarse con menos que una sanidad completa: lo mejor de Dios. "Esa es la actitud que te impide recibir tu sanidad", le dije. 

  

Los cristianos deberían estar caminando en sanidad sobrenatural. Deberían estar caminando en prosperidad financiera. La mayoría, sin embargo, están tan enfermos y quebrados como sus vecinos que no son salvos. Nunca recibirás lo mejor de Dios hasta que te sientas completamente insatisfecho con lo segundo mejor, eso es mediocridad. 

  

Un día de estos, todos vamos a estar delante de Dios. Y cuando lo hagamos, conoceremos todas las cosas tal como somos conocidos (1 Co. 13:12). En un instante, vamos a saber lo que podríamos haber tenido mientras estábamos en esta tierra. Comprenderemos que el mismo poder que resucitó a Cristo de entre los muertos habitó en nosotros todo el tiempo (Ef. 1:18-20). 

  

Descubriremos que no teníamos que estar enfermos, que no teníamos que vivir arruinados y que no teníamos que estar deprimidos y desanimados. Nos daremos cuenta de que el amor, el gozo, la paz, la paciencia, la benignidad, la bondad, la fe, la mansedumbre y la templanza vivían dentro de nosotros todo el tiempo (Ga. 5:22-23). 

  

No tenemos que llegar cojeando al cielo, gritando: "Gloria a Dios, al fin lo logramos". Podemos vivir una vida de victoria ahora. Jesús murió para librarnos de este mundo malo (Ga. 1:4), no sólo del venidero. 

  

Moisés vivió bajo un pacto inferior al nuestro (2 Co. 3:7-11). Jesús dijo que Juan el Bautista era mayor que Moisés, sin embargo, el menor santo del Nuevo Testamento es mayor que Juan (Mt. 11:11). Por lo tanto, si Moisés aún era fuerte a los 120 años y tenía buena vista (Dt. 34:7), ¿por qué tienes que conformarte con menos? 

  

A menos que estés dispuesto a levantarte y pelear la batalla de la fe, serás vencido por este mundo. Si no te enciendes a ti mismo, te conformarás con lo más bajo. El mundo no te va a mover hacia lo mejor de Dios, y la mayoría de los cristianos tampoco. 

  

Tristemente, la religión es una de las armas más fuertes que Satanás tiene para desanimar a la gente de creer por algo más. Muchas iglesias creen que Dios no hace milagros hoy en día o, peor aún, que Dios es quien quiere que nuestras vidas estén en desorden para quebrantarnos, porque Él controla todo soberanamente. Eso no es cierto. 

  

También tenemos que reconocer que se trata de recibir lo que Dios ya ha hecho y no de convencer a Dios de que haga algo que aún no ha hecho. No necesitamos que Dios nos sane; por su llaga fuimos nosotros sanados (1 P. 2:24). Ese milagroso poder sanador ya está DENTRO de nosotros. No necesitamos que Dios se mueva; necesitamos creer lo que Él ya ha hecho y aprender a recibir. 

  

Te animo a que empieces a recibir lo mejor de Dios. Sólo abarqué una pequeña parte de este mensaje. Pero acabo de terminar mi nuevo libro Viviendo en lo Mejor de Dios. En el libro, cubro en profundidad cómo no conformarse con menos, así como temas como la diferencia entre bendiciones y milagros, cuáles son las bendiciones de Dios, el poder de las palabras, y mucho más.

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