Poder en tu testimonio

San Francisco de Asís dijo: "Predica el Evangelio a todos y usa palabras si es necesario". ¡Qué afirmación tan profunda! Creo que estaba diciendo que un ejemplo vivo del Evangelio es más eficaz que las palabras. Algunas personas pueden discutir contigo acerca de la doctrina o la interpretación de las Escrituras, pero a menos que crean que eres es un mentiroso, no pueden argumentar contra tu testimonio.   

En Juan 10:37-38, Jesús dijo,   

"Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis. Mas si las hago, aunque no me creáis a mí, creed a las obras; para que conozcáis, y creáis, que el Padre está en mí, y yo en él."   

Y en Marcos 16:17-18, leemos lo que Jesús dijo a sus discípulos después de ordenarles que fueran por todo el mundo y predicaran el Evangelio. 

"Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán."   

Luego, en el versículo 20, Marcos continuó diciendo: "Y ellos, saliendo, predicaron en todas partes, ayudándoles el Señor y confirmando la palabra con las señales que la seguían. Amén."   

No hay nada más poderoso que un testimonio milagroso. Jesús y sus discípulos los usaron para confirmar que las palabras que hablaban eran verdad. Yo enseño a nuestros estudiantes en el Instituto Bíblico Charis que la Palabra de Dios cambia vidas, pero también les enseño a usar sus propios testimonios porque la gente se relaciona con historias. Esa es una de las razones por las que Jesús usó parábolas para transmitir la verdad. 

Debido a estas verdades, dediqué tres semanas de nuestro programa de televisión de La Verdad del Evangelio para transmitir testimonios milagrosos de cómo Dios ha tocado y cambiado vidas. Espero que estos programas causen un profundo impacto en la gente.  

A continuación, leerás tres historias documentadas sobre el poder sanador de Dios. Creo que a medida que leas estas historias, la fe crecerá en tu corazón. Incluso si tú no necesitas sanidad personalmente, seguramente conoces a alguien que sí la necesita, y esa persona necesita tu oración de fe. 

Necesitas Fe, No Obras 

Mike Hoesch no prestó mucha atención a la pequeña llaga en su pecho. Empezó como una pequeña molestia, una picazón que no desaparecía. Pero al cabo de un año, decidió hacerse un chequeo.  

"Cuando entré por primera vez al consultorio del médico, no tenía miedo, sólo curiosidad por la causa de esa llaga", recuerda Mike. "Pero el médico me echó un vistazo y lo siguiente que supe es que me había programado una operación de urgencia". Al principio, Mike no tenía claro el diagnóstico, neoplasia maligna, y le pidió a su esposa que lo investigara mientras él volvía al trabajo.   

Cuando su esposa lo llamó al trabajo con el nombre común: "tumor maligno de piel"; un espíritu de miedo se apoderó de él al instante. "Mi pastor me dijo que no hiciera nada con miedo, así que cancelé la operación hasta que pudiera tener paz", dice Mike. El médico de Mike le volvió a llamar inmediatamente, advirtiéndole de la gravedad de su estado y haciéndole saber que, si se negaba a operarse, él mismo se destituiría como su médico.  

Esto atemorizó aún más a Mike, pero en el fondo sabía que Dios podía sanarlo. Decidió aferrarse a la Palabra de Dios. Escudriñó la Palabra en busca de cosas que pudiera hacer para que Dios actuara en su favor. "Me enseñaron que todo lo que Dios hacía por mí dependía de mi comportamiento. En cuanto pensaba que por fin había dado la talla, la vara subía y tenía que hacer más". 

Mientras Mike luchaba contra la confusión y el desánimo, la lesión se convirtió en un tumor y empezó a crecer a un ritmo alarmante. "Me dijeron que podía hacer metástasis en todo el cuerpo, y eso es lo que empezó a ocurrir", dice Mike. "Durante los cinco años siguientes, se aferró a mí y me chupó la vida. Me debilité tanto que tuve que dejar mi trabajo, abandonar el negocio que había empezado y, en un momento dado, incluso sostener mi propia cabeza para comer."   

Mike había perdido la esperanza, pero un amigo le regaló la serie de CD de Andrew ¡Ya Lo Tienes! "Me resistía a escuchar porque me habían enseñado que nuestro ministerio era el único que tenía la verdad". Fue un milagro que escuchara la serie, pero una vez que lo hizo, el mensaje resonó en su espíritu.  

"Dios intentaba decirme que cuando Jesús fue a la cruz, compró mi sanidad. No tenía que hacer nada más que creer y recibir. Cuando escuché a Andrew enseñar esto y busqué las escrituras por mí mismo, me convencí de que realmente era para mí. Finalmente entendí que nunca podría recibir mientras pensara que tenía que hacer alguna obra extra para ganar o merecer mi sanidad." 

  

Una vez que Mike recibió la revelación de la sanidad, nadie pudo convencerlo de lo contrario: "Al cabo de un mes, me di cuenta de que el tumor se había hecho más pequeño. No me sorprendió, porque sabía que ya era sano. Al cabo de seis meses, había desaparecido por completo. Aprendí, como dice Andrew en ‘Un Fundamento Seguro’, que si tienes la Palabra de Dios en ti, siempre tendrás algo en lo que apoyarte que no se desvanecerá en la tormenta." 

  

Sanado al Instante 

Tambaleándose de dolor y lleno de medicamentos para adormecer su cuerpo, Lance Weldgen entró cautelosamente en una cafetería, con su computadora portátil bajo el brazo. Normalmente, al cabo de un par de horas, el dolor de su cuerpo le obligaba a irse a casa y recostarse boca arriba. Los médicos llamaban a su condición: fibromialgia. Lance la llamaba tortura. Sin cura conocida, lo único que Lance podía esperar era un alivio temporal gracias a los diecisiete medicamentos diferentes que tomaba.  

Lance vio a una pareja, Mike y Rose Gonyer, sentada al otro lado de la cafetería, estudiando la Biblia. Reunió fuerzas para acercarse y entablar conversación. Cuando Lance volvió a su asiento, los Gonyer se dieron cuenta de su dolor. "Me acerqué a él y le dije que notaba su sufrimiento", recuerda Mike. "Le pregunté si podía contarme lo que le pasaba. Después de que me lo contara, lo invité a Charis, donde Rose y yo éramos estudiantes."   

El intenso dolor mantuvo a Lance inmovilizado en la cama y alejado de Charis al día siguiente. Pero al día siguiente su esposa, Gerri, lo levantó a las cinco de la mañana, decidida a que llegara al instituto.  

Después de asistir a cuatro clases, Mike y Rose comenzaron a orar por Lance. "Después de explicarme lo que dice la Palabra de Dios sobre la sanidad, Rose dijo que Dios había puesto en su corazón la pregunta de si me sentía digno, lo suficientemente valioso, de recibir su sanidad", dice Lance. "Por primera vez, me di cuenta de que ése había sido mi problema todo este tiempo".   

Lance no estaba preparado para lo que sucedió después: "Mike y Rose empezaron a orar por mí, pero no el tipo de oraciones que había escuchado antes. Hablaron directamente a mi cuerpo, diciéndole a la fibromialgia y al dolor que se fueran, y luego reprendieron a un espíritu de enfermedad". Entonces, Mike le dijo a Lance que se levantara y le preguntó cómo se sentía. "Me di cuenta de que no tenía que sostenerme de nada para ponerme de pie", recuerda Lance. Lance se puso de pie y escaneó mentalmente su cuerpo. Había algo que faltaba: ¡el dolor!   

Ahora Lance vive una vida abundante y sin dolor como consejero a tiempo completo en una misión de rescate local. Está usando la misma autoridad del Espíritu Santo que lo sanó para liberar a otros de adicciones y enfermedades. 

  

Un Corazón Roto 

Jamie Scott estaba en la cama del hospital, sosteniendo a su recién nacida y sintiéndose maravillada por el milagro del parto. Su hija parecía perfecta; pero al cabo de unos minutos, Jamie y las enfermeras observaron que la bebé no mantenía su color natural y palidecía. Las enfermeras la llevaron rápidamente a la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales.   

Habían pasado casi dos horas cuando el médico volvió a ver a Jamie con noticias desalentadoras: A su hija le faltaba una costilla, un par de arterias importantes y el lado izquierdo del corazón. El médico trasladó a la bebé a otro hospital especializado en cardiología. Por suerte para Jamie, una amiga le había hablado de Andrew Wommack Ministries unos meses antes, y desde entonces Jamie había estado aprendiendo verdades sobre la Palabra de Dios.   

"Cuando mi amiga me habló por primera vez de AWM, fui al sitio web para ver lo que Andrew enseñaba", dice Jamie. "Crecí en la iglesia, pero nunca había escuchado una enseñanza como ésta. Pedí varios libros y CD’s, incluyendo ‘La Verdadera Naturaleza de Dios’, que me liberó en mi relación con Él. Luego empecé a ver a Andrew en televisión, donde escuché su enseñanza ‘Dios Quiere Que Estés Sano’, y encargué el libro ‘Una Mejor Manera de Orar’."  

Cuando llegó el informe del médico, tuvo la confianza de apoyarse en la Palabra de Dios: "Por primera vez sentí que sabía realmente quién era Dios", dice Jamie. "En ese momento, recordé a Andrew diciendo cómo tenemos el poder de hablar la Palabra de Dios a nuestros cuerpos. Puse mis manos sobre ella y le ordené a su corazón que sanara completamente, y declaré que era sana por las llagas de Jesús".   

La paz de Dios inundó instantáneamente a Jamie, a pesar de que estaba mirando la piel blanca de su hija y un montón de tubos conectados a su pequeño cuerpo. Cuando Jamie regresó a su habitación del hospital, el Espíritu Santo le dijo dos palabras: "Obsérvame trabajar".   

Al día siguiente, Jamie habló con el cardiólogo, que había escrito un libro sobre defectos cardíacos. Le dijo que, dado que el corazón del bebé no estaba lo suficientemente desarrollado como para sostener las arterias, no había garantías de que ningún tipo de cirugía tuviera éxito. Jamie y su marido esperaron y oraron, sin dejar de confiar en la Palabra de Dios, sabían que su bebé estaba sana.   

Aunque Jamie seguía en el hospital, no podía ver a su bebé. Pero al día siguiente, habló con una enfermera que le dijo que el estado de su hija había cambiado la noche anterior. Tras ver las ecografías, ahora veían un corazón donde antes no lo había y arterias donde no las había. Jamie tomó el teléfono y, con lágrimas en los ojos, le dijo a su marido: "¡Los doctores pueden ver su corazón!".  

Después de cuatro días en la UCIN, la hija de Jamie fue trasladada a la unidad de prematuros y, al final de esa semana, fue enviada a casa con sus padres. Aunque los médicos no podían explicar lo sucedido, aseguraron a Jamie que su bebé estaba sana al cien por ciento. Pero Jamie ya lo sabía por la Palabra de Dios. Al recordar la experiencia, Jamie dice con certeza: "Si no hubiera aprendido las enseñanzas sobre la sanidad que recibí a través de AWM, mi hija no estaría aquí hoy."   

Hay tantas lecciones que aprender en cada una de estas historias, y éstas son sólo la punta del iceberg. Mi equipo ha producido tres DVD llamados Healing Journeys I, II y III, disponibles sólo en inglés. Cada DVD contiene cinco historias milagrosas y poderosas. Ellas edificarán tu fe para recibir tu propia sanidad y te ayudarán a ministrar sanidad a otros. 

Puedes ver varios de estos testimonios en mi serie: “¡Ya Lo Tienes!”, disponible de manera gratuita y totalmente doblada al español. 

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