Psicología vs. Cristianismo

La psicología tiene sus raíces en los filósofos antiguos como Sócrates, Aristóteles y Platón. Ninguno de estos hombres era adorador del Dios vivo y verdadero. En el mejor de los casos, creían en un ‘dios’ que no estaba involucrado en los asuntos de los hombres; y en el peor de los casos, adoraban múltiples dioses paganos.  

La psicología moderna fue llevada a la vanguardia por Sigmund Freud a finales del siglo XIX. Freud ciertamente no era un hombre de Dios. Estaba obsesionado con el sexo y relacionaba todos los problemas del humano con el impulso sexual. Este hombre tenía serios problemas, incluso sus más devotos seguidores lo admitieron. 
 

Considera el siguiente punto: si la raíz es mala, entonces el árbol es malo. Jesús dijo esto muy claramente en Mateo 7:17-18:  

“Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos.” 

La raíz de la psicología es mala; por lo tanto, el fruto no puede ser bueno. Me asombra la aceptación de la psicología en nuestra sociedad y especialmente en la iglesia. Muchas iglesias y ministerios tienen psiquiatras residentes en su personal. Este no es el enfoque que Jesús tenía. Él satisfacía las necesidades, todas las necesidades de la gente, a través del poder del Espíritu Santo, y creo que él espera que su iglesia haga lo mismo. Las personas no necesitan acudir al mundo para satisfacer sus necesidades emocionales, deben traérselas a Jesús. (Mt. 14:16-18). 
 

Sé que muchos cristianos se horrorizan ante estas afirmaciones. ¿Acaso no hay psicólogos cristianos? Desde luego que los hay. Tengo algunos amigos que son psicólogos exitosos. Pero ellos son los primeros en admitir que la psicología y el cristianismo no ofrecen las mismas respuestas a nuestros problemas. Ellos utilizan su posición para llevar las verdades del Evangelio a las personas que nunca acudirían a la iglesia en busca de ayuda. Si la gente recibe las verdades de la Palabra de Dios, no necesitan ninguna otra ayuda. Si no reciben el Evangelio; entonces, en algunos casos, la psicología es lo mejor que tienen. 

El cristianismo y la psicología tienen algunas cosas en común: Ambos afirman que nuestras acciones son el producto de procesos internos. Pero a la hora de describir cuáles son esos procesos y cómo cambiarlos, el cristianismo y la psicología tienen enfoques opuestos. Para empezar, la propia palabra “psicología” revela un enfoque contrario a Dios. 

La palabra "psicología" viene del griego "psico", que es un derivado de la palabra griega "psique" que significa "alma". La psicología no busca respuestas más allá del alma del hombre. Ignora totalmente el reino espiritual: nuestros espíritus, el Espíritu Santo de Dios y los espíritus demoníacos. La Palabra de Dios está repleta de enseñanzas y ejemplos de la influencia de Dios, los demonios y nuestros espíritus en nuestras acciones. Cualquier "respuesta" que no tenga en cuenta el reino espiritual no ataca la raíz del problema. La palabra griega "psique" era también el nombre del dios griego del alma. "Eros" y "psique" eran amantes en la mitología griega. ¿Realmente quieres su ayuda? 

 

Aquí hay cuatro aspectos principales de la psicología que creo que son incompatibles con el cristianismo bíblico: 

1) Somos el resultado de nuestro entorno.

2) Por lo tanto, no somos responsables de nuestras acciones.  

3) Esto nos lleva a culpar de nuestras acciones a cualquier otra cosa menos a nosotros, convirtiéndonos en víctimas. 

4) La autoestima es primordial. 

 

Analicemos estos aspectos a la luz de las Escrituras.  

En primer lugar, el entorno no es el factor determinante de lo que somos y hacemos. Proverbios 23:7 dice, 

"Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él".  

La Palabra de Dios nos muestra que NUESTROS pensamientos son los que nos hacen ser como somos. El entorno tiene alguna influencia en tus pensamientos, pero es totalmente erróneo decir que eres como eres por lo que te ha pasado. Si eso fuera cierto, todos los que han pasado por las mismas experiencias negativas tendrían los mismos problemas. Esto no es verdad. Puedes encontrar hermanos con la misma composición genética, que crecieron en el mismo entorno; y responden de forma totalmente diferente a la misma situación. Siempre tenemos la opción de amargarnos o mejorar. Dios nos dio el poder de la elección. Deuteronomio 30:19 dice, 

“A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia.” 

Dios dijo que la elección es nuestra, y qué sencilla: la vida o la muerte. Es “pan comido". Pero en caso de que no estés seguro de cuál elegir, el Señor te dio la respuesta a esta pregunta: "Elige la vida". 

No estamos condenados a ser víctimas de nuestras experiencias pasadas. Podemos nacer de nuevo y convertirnos en personas completamente nuevas por medio del poder de Cristo. La psicología no ofrece eso. 

En segundo lugar, puesto que nuestras condiciones son producto de cómo elegimos reaccionar ante nuestro entorno, no podemos culpar a otros de nuestros problemas. Asumir la responsabilidad de nuestras acciones es la gran diferencia entre el verdadero cristianismo y la psicología. La psicología ha influido tanto en nuestra sociedad que ya a nadie se le responsabiliza de sus actos. Incluso los asesinos son absueltos porque "no es su culpa"; fueron abusados de niños o cualquier otra excusa de las circunstancias pasadas. Eso es absurdo. Algunos de nosotros hemos tenido problemas que otros no, pero Dios aún nos hace responsables de nuestras propias acciones, independientemente de lo que nos haya sucedido. 

La noche antes de que Jesús fuera crucificado, les dijo a sus discípulos que no se turbaran, sino que tuvieran buen ánimo (Jn. 14:1 y 16:33). Quienes sostienen la creencia de que nuestro entorno es el factor determinante de nuestras emociones y acciones, criticarían a Jesús por decirle a sus discípulos que hicieran algo que eran incapaces de hacer. Pero ellos tenían una opción. El Señor nos dijo que nos regocijáramos siempre en el Señor (Fil. 4:4). Podemos elegir ir en contra de las presiones de nuestro entorno. En Juan 16:33, Jesús dijo a sus discípulos: 

"Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo" 

En este versículo, Jesús les dijo a sus discípulos que tendrían tribulación. ¡Qué paradoja! Verían a Jesús crucificado en cuestión de horas. Sus esperanzas se desvanecerían. La tristeza y la confusión los abrumarían. El miedo les haría vivir encerrados durante los tres días siguientes. Sin embargo, Jesús les dijo que tuvieran buen ánimo. Lo que Él pedía no era imposible; era posible. Y nosotros también podemos hacerlo si no hacemos caso a la palabrería psicológica de hoy en día. 

Hay mucho más en mi enseñanza de Harnessing Your Emotions. Simplemente me quedé sin espacio para compartirlo todo en este artículo. Dibujé algunas ilustraciones de estas verdades e hice un bosquejo de algunas de las principales diferencias entre el cristianismo y la psicología. Creo firmemente que la psicología debilita el verdadero cristianismo, y es necesario señalar estas diferencias. La psicología se ha colado en casi todos los aspectos de nuestras vidas, y la mayoría de nosotros no lo sabemos. 

Anterior
Anterior

¿Cómo recibir un milagro? – Parte 1 

Siguiente
Siguiente

Poder en tu testimonio